En Mary Poppins se cantan las palabras “reír no más…”, mientras todos empiezan a subirse al techo, llegando incluso a tomar el té en las alturas. Reír nos eleva de la forma más sencilla, transmutando nuestros dientes de herramientas a espejos luminosos de nuestra alegría. No más que reír es suficiente para despegarnos del suelo de la dramatización de la vida. No hacen falta motivos para hacerlo, tan solo la decisión de querer despegar de nuestros problemas y ¡qué curioso! cuando vamos ganando altura, nuestro aumento de perspectiva hace que veamos claramente cómo salir del laberinto, que nosotros mismos hemos ido creando con nuestros estados de necesidad.
En Mary Poppins se cantan las palabras “reír no más…”, mientras todos empiezan a subirse al techo, llegando incluso a tomar el té en las alturas. Reír nos eleva de la forma más sencilla, transmutando nuestros dientes de herramientas a espejos luminosos de nuestra alegría. No más que reír es suficiente para despegarnos del suelo de la dramatización de la vida. No hacen falta motivos para hacerlo, tan solo la decisión de querer despegar de nuestros problemas y ¡qué curioso! cuando vamos ganando altura, nuestro aumento de perspectiva hace que veamos claramente cómo salir del laberinto, que nosotros mismos hemos ido creando con nuestros estados de necesidad.