Siempre hay espacio para el postre

Por Fersinski
Si siempre se han preguntado:
¿Por qué siempre hay espacio para el postre? ¿Por qué se nos antojan tanto los dulces y carbohidratos?¿Por qué usualmente las mujeres tienen más diente dulce?¿Por qué nos da más hambre en la tarde?
Bueno, pues hoy es su día de suerte. Todo esto tiene una misma respuesta, una sola palabra:Serotonina. Ahora les voy a explicar cómo se adapta a cada una de las preguntas anteriores.
Todo en la naturaleza tiene un ciclo y nuestro cuerpo está hecho para encajar perfectamente en estos ciclos. Entonces tenemos que uno de estos ciclos es el del día y la noche. ¿Qué hace nuestro cuerpo con el día y la noche? Produce unas sustancias químicas que nos hacen estar despierto durante el día y dormido durante la noche. Cuando es de día y nos despertamos, es porque el cuerpo empieza a producir serotonina y en la noches nos da sueño porque empezamos a producir melatonina.
La serotonina es la que nos mantiene despiertos y felices. Es las que nos hace sentirnos bien durante el día (siempre y cuando hayamos producido suficiente melatonina, pero ese es otro rollo) y nos ayuda a controlar el hambre. El pico de producción promedio de serotonina es durante la mañana, por eso la mayoría de nosotros no sentimos hambre incontrolable en la mañana. Se va perdiendo poco a poco durante el día, porque se va transformando en melatonina... y en el proceso, por ahí de las 6 pm que tenemos las 2 bajas, nos da un hambre que no podemos. No hay serotonina suficiente para sentirnos satisfechos.
¿Por qué se nos antojan los carbohidratos a esta hora? Bueno pues así va la cosa. Cuando comemos carbohidratos, se descomponen en glucosa en nuestro cuerpo y viajan por la sangre. Cuando van por la sangre, hacen que la mayoría de los aminoácidos que viajan normalmente por la sangre, se detengan. El único que no se detiene es el triptófano, que no puede pasar por sangre así que se va directo al cerebro. Lo que hace el triptófano es activar a la serotonina. Entonces, comemos carbohidratos, y nos sentimos bien porque activamos a la serotonina.
Las mujeres tienen 60% menos serotonina activa en el cerebro que los hombres, así que un chocolate (o cualquier otro tipo de azúcar) nos da ese extra que los hombres usualmente no requieren.
Ahora veamos este escenario en una cena de Navidad, en la que parece que no podemos dejar de comer nunca. Comemos pan, pasta, arroz, lo que sea que haya de platillos que contengan carbohidratos. Entonces empieza el mismo efecto, sube la insulina en sangre, los aminoácidos se detienen... pero ahora hay una variable, también comemos pavo, pierna, lomo, alimentos que contienen proteína. Las proteínas están formadas por bloques de aminoácidos, entonces, al llegar a la sangre junto con la insulina, bloquean el paso del triptófano al cerebro. No llega el triptófano, no se produce serotonina, y seguimos sin sentir ese "boost" de saciedad. ¿Qué pasa? Seguimos comiendo y comiendo hasta que nos sentimos mal. Y con todo y todo, comemos postre, porque todavía sentimos que nos cabe.
Ah, el cuerpo tan perfecto. Es una maravilla entenderle cada pasito.