Siete días en Croacia

Por Masqueudos

Este año si que hemos organizado bien las vacaciones, tan bien tan bien que merece la pena compartir el itinerario e invitar a otros viajeros -y un poco turistas- a disfrutar de la Costa Dálmata como hemos hecho nosotros. Así que aquí va nuestra crónica, llena de playas, curiosidades, buena comida y rincones bonitos de Croacia.

Día 1 y 2: DUBROVNIK

El avión  aterrizó a tiempo y aunque había colas largas en el aeropuerto enseguida estábamos recogiendo nuestro coche de alquiler en la empresa Unirent (la experiencia con ellos ha sido fabulosa). Después pusimos rumbo a la ciudad pero como llevábamos todo bien preparado decidimos hacer una parada para comer y darnos un baño en la playa de Cavtat, un pueblecito que nos pillaba de camino. Comimos nuestros primeros Cevapi – carne a la parrilla típica de los Balcanes- a la orilla del mar y no solo nos dinos un baño de escándalo sino que es una playa equipada con deportes de aventura así que alquilamos una tabla ¡e hicimos paddle surf! (Los precios eran súper baratos, media hora por 30 kunas= casi 5 euros).

Llegamos a la ciudad después de comer y buscamos los apartamentos King, nuestro alojamiento que estaba en el Barrio de Mokosika. Fue un acierto total porque se encuentra en una zona relajada de pescadores, con playa típica de piedras enfrente, un bar ideal para cenar- Vapor Bar-, sitio para aparcar el coche y acceso directo a la parada de autobús que en media hora nos dejaba en la puerta de Pile, la entrada a la ciudad amurallada. En Dubrovnik siempre que podáis prescindir del coche y moveros en autobús mejor, porque es una locura para el tráfico.

Por la noche dimos la primera vuelta por la ciudad amurallada y nos encantó. Tiene toda la magia de los lugares con Historia, es totalmente paseable y descubres rincones bonitos en todas las calles. Si eres fan de Juego de Tronos disfrutarás el doble porque en la actualidad todo el turismo está enfocado a disfrutar de los escenarios de la serie, comprar souvenirs… Si eres viajero entra en el Palacio Scolan, sube por la muralla, prueba con el teleférico o incluso, por qué no, reserva una ruta en Kayak por los alrededores de la ciudad amurallada que incluye la visita a unas cuevas y a la isla de Lokrum por 250 kunas.

El segundo día en Dubroknik teníamos que decidir que hacer entre todo el abanico de propuestas: el kayak, coger un barco hasta la Isla de Lokrum o a Kórkula,  reservar alguna de las excursiones de Civitatis… pero decidimos apostar por algo que se olvida mucho durante las vacaciones: disfrutar. Así que pasamos la mañana en nuestra playita de pescadores, bajamos en autobús a comer al Kilemance unos mejillones con ajo deliciosos y arroz negro con calamares, y luego por la tarde nos quedamos en la playa de Banje, en la propia ciudad, con vistas a la isla de Lokrum y unas aguas claritas muy tentadoras. Cenamos en el bar Vapor y nos preparamos para emprender viaje al día siguiente.

Día 3: BRELA

La idea inicial era llegar a Split pero descubrimos una playa preciosa de camino y teniendo en cuenta que teníamos por delante 3 horas de viaje decidimos parar allí en lugar de llegar a Split. El cruce de la frontera con Bosnia- Herzegovina sin problemas ni colas, enseñas el pasaporte y sigues ruta. Llegamos a la playa de Brela justo para comer y descubrimos un lugar muy bonito, con unas vistas típicas croatas a las que  ya nos estábamos acostumbrando: bañarse en aguas cristalinas mientras ves las montañas al fondo. Comimos en un puesto de la playa un plato típico de carne rellena con queso y una ensalada también muy de los Balcanes  con tomate, pepino, aceitunas y queso feta. Lo mejor de Brela es sin duda el atardecer, uno de los más bonitos que he visto en mi vida. Y de lo mejor de Croacia, como íbamos descubriendo, la comida, con un amplio abanico de posibilidades que iba desde los rissottos con marisco a los cevapi pasando por los calamares frescos a la parrilla, muy recomendable todo. Incluso nuestro alojamiento , el Bed and Breakfast Rib, con un dueño súper amable que nos ofreció la posibilidad de desayunar en la habitación disfrutando de las vistas al mar.  Encantador

Día 4: SPLIT, KASTELA y SiBENIK

Por la mañana llegamos a la ciudad de Split, también amurallada y con mucho encanto, pero llena hasta atrás de turismo, lo que supone buscar un parking, atravesar cientos de tiendas con bolsitas de lavanda y aceite o camisetas de “Pirates of Croatia” antes de llegar a la zona de las ruinas del Palacio de Diocleciano o el Templo de Júpiter. Es una ciudad bonita para pasear, callejear y bueno, de nuevo si eres fan de Juego de Tronos harás el Agosto, sino, a lo mejor te pasa como a nosotros y te empieza a picar la curiosidad sobre la Historia de Los Balcanes, los orígenes de la terrible guerra que vivieron hace menos de treinta años y las consecuencias. Nos pasamos todo el viaje en coche buscando información sobre el conflicto y ordenando un poco nuestra propia opinión sobre todo esto tan triste pero tan contemporáneo.

Llegamos en modo turista hasta Kastela, un conjunto de cinco pueblecitos pesqueros con castillo – de ahí el nombre- y con playa para darse un refrescante baño, pero después no alcanzamos a visitar Trogir, aunque nos hubiera encantado porque debe ser una ciudad medieval con mucho encanto.

Hicimos noche en Sibenik, con la intención de visitar la ciudad al día siguiente, y reservamos un alojamiento también muy recomendable a las afueras de la ciudad, Apartment Kata, donde nos recibió un matrimonio alemán muy pintoresco que había reformado una enorme casa como espacio turístico pero con encanto. Además tenían piscina y nos dimos otro baño nocturno ideal. Luego para comer justo frente al mar hay un montón de restaurantes con platos típicos y esa noche apostamos por la pizza en horno de leña. Deliciosa.

Día 5: PARQUE KRKA, SiBENIK y ZADAR.

La mañana la decidimos a visitar el parque Krka por recomendación de un gran amigo y fue todo un acierto. Esta a menos de veinte kilómetros de Sibenik, y puedes elegir entre varias entradas por distintas ciudades. Nosotros apostamos por Lozavak porque estaba muy cerca de la ruta senderista que te permite bajar a la gran cascada sin autobús ni barcos. Cogimos las entradas en la taquilla – 200 kunas cada uno- sin grandes colas y tardamos diez minutos en llegar al inicio de la ruta más sencilla que te permite disfrutar del entorno del parque en tres- cuatro kilómetros hasta llegar a la gran cascada. Allí puedes bañarte mientras disfrutas de las vistas. De hecho, debes bañarte porque es una experiencia increíble. Lleva escarpines porque si no la entrada al agua será demasiado resbaladiza y regálate un ratito de relax impagable. Bueno, impagable no porque cuesta casi treinta euros pero con la cantidad de gente que hay pagando esos precios (y lo poca respetuosa que es a veces con el viajero) si fuera gratis sería más parecido a la cascada del Infierno que al paraíso que es en realidad

Después nos fuimos a comer a Sibenik, otra ciudad con mucho encanto (y mucho turismo). Encontramos un restaurante que nos encantó, el Bistro Luce and Briggitte y comimos los mejores mejillones con espagueti y ajo que he probado en mi vida. Después de la visita pusimos rumbo a Zadar donde llegamos ya de noche.

Día 6 y 7: ZADAR, LAGOS PLITVICE y ZABREB

Zadar es una ciudad pequeña pero con un encanto irresistible. Pasear por sus calles, darse un baño en mar abierto bajando las escaleras del paseo marítimo, descansar en el impresionante Órgano del Mar o disfrutar por la noche del Saludo al Sol son solo algunas de las cosas más recomendables que cualquier que visite la ciudad debe experimentar.

Pero también es interesante ser curioso por eso nosotros a visitamos el Museo de la Ilusión y pasamos un rato muy divertido experimentando con nuestra imaginación. Luego pateamos la ciudad por las murallas, curioseamos el Mercado de Pescado y verduras, nos dimos un baño   Relajante, visitamos San Donato, comimos unos platos de pescado fresco riquísimos y nos empapamos de la cultura croata. Si os gusta el arte además de los rincones históricos de la ciudad os recomiendo descubrir el trabajo de Ana Kolega y Marjaline, dos artistas croatas que presentan un punto de vista muy curioso de sus ciudades

Por la tarde visitamos el pueblo de Nin, que tiene una de las playas de arena más largas del país y por la noche descubrimos un sitio fabuloso para cenar, el 4kantina, en pleno centro de la ciudad pero con una terraza interior y unos sabores de escándalo.

A la mañana siguiente pusimos rumbo a los Lagos Plitvice, un lugar de imprescindible visita en Croacia, pero como no teníamos prisa ni habíamos reservado entrada previamente (hacedlo  con dos dias de antelación en su web si queréis evitar una cola larguísima) pues paramos en el pueblecito de Posedarje y nos dimos un baño para coger fuerzas. Llegamos al entorno de los Lagos a las 15h, escogimos el aparcamiento 1 que es el que está más cerca de los Lagos inferiores e hicimos una hora de cola para conseguir entradas para las 16h, que como ya son solo de media día cuesta  150 kunas en lugar de 250 kunas por persona. Y elegimos la ruta A, la más sencilla, para disfrutar de la cascada Veli Slap y del entorno del parque durante 2 horas. Tenéis infinidad de rutas y posibilidades para elegir, algunas conectadas por barco y autobuses, así que plaginofar bien antes si queréis pasar seis horas caminando, cuatro o dos dias enteros. A nosotros nos resultó más que suficiente con la ruta A para disfrutar de los Lagos

Por la noche llegamos a Zagreb y ojalá hubiésemos tenido un día más porque es la típica ciudad que, si te gusta más viajar que hacer turismo, te enamora. Se acaba el poso artificial que tienen las ciudades de costa, enfocadas tanto a la venta, y llegas a calles y callejones llenos de grafittis, músicos tocando en las plazas, la iluminación justa en los lugares para sentirte un poco como en casa. Todo esto pudimos descubrirlo en solo dos horas gracias al personal del hostel donde nos alojábamos, Swanky Mint, el mejor de todo el viaje. No solo por las habitaciones o el destino continental sino por la bienvenida, el jardín de la piscina, los chupitos de jager y las recomendaciones para una visita express. Gracias a ellos cenamos extraordinariamente bien en el Nokturno – una lasaña de queso deliciosa- y vimos rincones preciosos de la ciudad.

Ahora ya en el avión de vuelta queda recordar todo lo que hemos disfrutado, agradecer los consejos de otros viajeros como nosotros y compartir lo que he Oscar descubierto para que pueda seguir funcionando este engranaje tan importante que es conocer otras culturas, otros lugares, llenarse de palabras nuevas, de gestos, rincones y costumbres para descubrir qué diferentes y qué iguales somos todos, en el fondo.

Hvala, Croacia!