Se trata de un clásico del diseño de mobiliario moderno del siglo XX. Fue diseñada, junto a la otomana, por el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe para el pabellón alemán en la Exposición Internacional de Barcelona del año 1929. Las sillas se utilizaron como tronos para los reyes de España cuando visitaron el pabellón de Barcelona.
Más tarde, en 1950 el arquitecto realizaría ajustes al diseño para producirlo en serie. La fabricación en exclusiva y los derechos de venta fueron otorgados por el diseñador a Knoll en 1953, siendo en la actualidad la única firma que fabrica según las especificaciones originales de Mies. Su diseño está basado en la silla curulis, un tipo de silla usada por los magistrados romanos.