Aline Thiesen es un “ángel humano”
- ¿Un ser comportándose como un ángel o un ángel viviendo una experiencia terrenal?. ¿Qué otra definición puede tener una persona que siempre brinda amor, solidaridad y apoyo a quien le rodea? Definitivamente, hay ángeles humanos.
Estudia para ser terapeuta holística, pero yo considero que ya lo es porque lo lleva en la sangre. Tiene un conocimiento innato y ama lo que hace.
¿Qué me hace feliz?
En el viaje que realicé en San Diego tuve la fortuna de encontrarla. Ella es otra de las personas que conocí en este viaje que me brindó la oportunidad de conectarme conmigo misma y de explorarme. Yo siento que cuando estamos buscando, todo se nos revela. La vida nos ofrece las oportunidades para que sigamos descubriendo lo que buscamos.
Mi experiencia con Aline estuvo repleta de amor incondicional. En una sesión de masaje, recibí mucho amor. Confluyeron muchas emociones. Me sentí muy triste pero también muy alegre, me di cuenta que la vida también es una combinación armónica de sentimientos encontrados…
Aline es una persona dulce, cariñosa, simpática y sabia.
-¿Qué te hizo salir de tu nativa Brasil? ¿Cómo se te ocurrió vivir y estudiar en San Diego?
-Wow es una historia larga que intentaré resumir… pertenezco a una familia numerosa y amorosa. Estudié para maestra y en el año 2004 me gradué. Trabajaba como maestra cuidando niños. Era muy fácil para mí, lo hacía con mucho gusto y me sentía bien. Pero no era feliz, no sabía qué hacer…
Aline trabajaba como educadora social con niños que vivían problemas de violencia doméstica y abuso sexual en sus familias. Un trabajo interesante pero triste. En la noche estudiaba biología. Su vida era intensa. Si no estaba trabajando estaba estudiando. Además de compartir con mi familia.
“Cuando tenía 22 años, fui a acompañar a una amiga a una agencia de viajes porque ella quería viajar a USA. En la agencia me preguntaron si yo quería viajar también y yo simplemente les dije que no, que nunca había pensado eso. “No hablo inglés. No tengo dinero para viajar.” Mi amiga me dijo que ella vendería su moto y que con eso y lo que yo ganaba podría viajar, que ella me iba a completar… ¡tú puedes! Ella me empujó a hacerlo. La señora de la agencia le preguntó a mi amiga por qué quería ir a USA, porque en ese momento estaba de moda ir a Nueva Zelanda y ¿Dónde es eso? Nos preguntamos.”
La señora de la agencia les dijo que era un sitio perfecto para estudiar, esquiar, disfrutar de la naturaleza, de las playas. Así el par de chicas se convencieron de viajar hasta allá…
-¿En cuánto tiempo se decidieron?
-Eso fue un diciembre. Ya en marzo estábamos en Nueva Zelanda.
Como Aline sabía poco inglés tuvo que estudiar un año y mientras tanto trabajó con niños profesionalmente. El gobierno de allá le dijo que necesitaban maestros, así que todo fluyó rápida y perfectamente porque consiguió trabajo estable.
Total que se quedó en Nueva Zelanda por ¡cuatro años y medio! trabajando, viajando, aprendiendo inglés y descubriéndose a sí misma. Conoció mucha gente. Las puertas se le abrieron a un mundo desconocido y maravilloso. Toda una experiencia porque siempre había vivido con su familia: “Fue un cambio drástico. Nosotros nos amamos mucho. Esto puede ser bueno pero también es medio complicado porque no tienes independencia. Siempre te ves dentro del grupo familiar, todo es colectivo. No sabía ni qué me gustaba comer cuando estaba sola. Yo no sabía estar sola. He aprendido mucho. Ya tengo 7 años fuera de Brasil.”
Primera visita a San Diego
Pienso que San Diego es “mágica”, una vez que visitas esa ciudad, se te queda “pegada” en la piel y en el espíritu. Aline experimentó lo mismo…
“Quería venir a San Diego para visitar a mi prima y asistir a su boda. Al llegar me encantó todo: su gente, su escenario. Yo sentía que quería hacer algo más pero no sabía qué. No solo quería cuidar niños. Así que entre una cosa y otra, conocí un grupo maravilloso: la iglesia fraternal-espiritual, a la que mi prima frecuentaba. Cuando la reverenda Millie me tocó, me dijo cosas que yo no pensaba que otra persona pudiera saber sobre mí. Esta sensación fue muy profunda y me ayudó a descubrir lo que quería hacer. Cuando regresé a Nueva Zelanda sentí que tenía que volver a San Diego. Que necesitaba regresar y aprender porque tenía algo que hacer aquí. La idea de estudiar me encantaba, pero no sabía qué. Me gusta viajar, conocer personas, idiomas. ¿Qué puedo hacer o estudiar? Aaah turismo, así que vine con el propósito de estudiar turismo.”
Poco tiempo después, Aline sintió que esa carrera estaba enfocada más con negocios que con la gente.
“No tengo nada que ver con dinero ni negocios. Me gusta intercambiar amor. En una materia electiva se hablaba sobre cómo descubrir la vocación profesional. Así me fui conectando con lo que yo soy. Mis vivencias con la iglesia y la gente de San Diego me permitieron descubrir lo que soy y lo que quiero.”
-¿Qué has descubierto al estudiar terapia holística?
-Siento que estoy integrada, que mi trabajo me permite expresarme y crecer. No me siento presa ni limitada en lo físico. Para mi ofrecer cosas en las cuales yo crezco y ayudo a los otros es muy importante. Ahora no me imagino haciendo otra cosa.
-Has podido responder a las preguntas ¿Quién soy, qué hago aquí, qué me hace feliz?
-Absolutamente. Mi carrera contribuye a conectarme con mi propósito de vida. Al trabajar con el cuerpo, puedo ver el alma y el espíritu que está dentro de las personas, y me reconozco a través de ellas. Esto me da la certeza de que todo está bien, estoy en un momento de mi vida que sé lo que tengo que hacer. Hoy dejo a mi espíritu ser, tengo independencia para decidir lo que quiero.
El cuerpo habla
-¿Cómo definirías lo holístico?
-Holístico es todo. Es incorporar lo espiritual, lo físico y lo emocional. Todos formamos parte de esa gran energía universal y divina, sólo que nosotros mismos la bloqueamos entonces nos separamos y enfermamos.
-Las personas vienen a ti para liberarse de emociones negativas y estrés o para sanar algo físico. ¿Cómo es la experiencia con cada persona? ¿Cuándo haces una sesión de terapia, un masaje, puedes conocer a la persona a través de su cuerpo? ¿En hora y media puedes descubrir que le pasa a esa persona?
-El cuerpo habla. Puede expresar emociones, experiencias, sueños, angustias porque tu cuerpo registra lo que has vivido. Tiene memoria. Registra todo lo que pasa. Puedo sentir la energía que emana tu cuerpo. Es como cuando miras a los ojos de un amigo: sabes qué siente, sabes si está triste o si está feliz. Cuando toco a la persona el cuerpo es como un mapa de señales. Aprendí a ver, sentir este mapa. Yo sé que tengo un cuerpo físico con emociones. Si tú tienes un dolor en la pierna quizás es porque no puedes experimentar el sufrir y eso se expresa a través de la pierna. No necesito saber, quien sabe es el amor que está dentro de nosotros, que está conectado con la energía superior que es la misma energía que hace crecer una planta, la energía del sol. Esa energía es sabia y sabe lo que necesitamos. Todos somos salud, todos estamos conectados.
-¿Cómo descubriste que esto es lo que te gusta?
-Sólo dejé que mi espíritu me guiara. Cada persona tiene su proceso. Gran parte de mi trabajo es conectar su espíritu con su cuerpo, con sus emociones y con su propósito. Mi propósito es ayudar a las personas a reconectar con esta energía que es parte de un mismo todo, un sueño, es Dios, es amor, luz. Todos tenemos luz, somos parte de una misma cosa. Sabiendo esto me doy cuenta que estoy haciendo lo que quiero. Esta carrera me ha permitido conectarme conmigo misma y ayudar a las personas a que sean felices.
-¿Qué recomiendas a las personas que estamos aún en esa búsqueda de identidad?
-Somos alma con emociones y sentimientos viviendo una experiencia terrestre. Somos uno con el universo, con la energía universal, con Dios, con el cosmos, con todo lo que está vivo. Plantas, animales todos estamos aquí experimentando la vida. Cada persona escribe su propia historia. Tiene miedos, tiene sueños. A veces lo espiritual, lo mental y lo emocional están bloqueados y a través del pensamiento se manifiesta en el cuerpo físico con una dolencia, malestar o enfermedad. Vivir es una oportunidad. Hay que tratar de permanecer solos por un momento, conectarnos con nosotros mismos. Para ser feliz es bueno meditar. Responder ¿qué me hace feliz? Si tú haces lo que te hace feliz, estarás también haciendo feliz a los otros. Ese es nuestro propósito. No para hacer dinero. Si te hace feliz cantar, canta; bailar, baila; hacer cálculos, calcula. Hacer sólo lo que nos hace felices.
“Cuando estamos felices la vida fluye, las cosas acontecen, todo alrededor está feliz también por tu ejemplo, por la energía que emanas. Este cuerpo perece, acaba, pero ¡se transforma! La luz que tienes dentro crece, puede hacer maravillas. Y ofrece grandes oportunidades.”
Sólo sé que no sé nada
“Yo no sé nada, tengo mucho que aprender y estoy profundamente agradecida por esta oportunidad. Cada persona es única. Simplemente soy un canal abierto. Un instrumento de Dios para tocar y ayudar a las personas. La energía de Dios a través de mi interviene en la persona para sanar cualquier área que necesite. Yo no necesito saber porque en el fondo el alma sabe. Todos estamos conectados con Dios. Somos uno.”