¿Síndrome de Pisa?

Publicado el 18 julio 2019 por Mj Sol

Nuestro sueño de visitar Florencia se había cumplido y solo por cuestiones de escalas nos encontrábamos en Pisa. No era nuestro objetivo, pero ya que estábamos allí y teníamos unas horas libres, decidimos visitar el centro histórico. Gracias al mapa sabíamos que el Campo de los Milagros no podía estar muy lejos, aunque no lográbamos ver la torre por ninguna parte. Se supone que una torre tan alta debería divisarse en la distancia, con su deslucido color gris, como la representaban tantas pobres figuritas que vendían a módico precio en todos los mercados de Florencia. Con esa imagen en mi mente se me antojaba como cualquier torre del mundo, solo que esta era famosa por estar inclinada. 
Al doblar una esquina nos la encontramos. De repente. Surgida de la nada, ligeramente inclinada y con el mármol más blanco y más brillante que había visto. Estaba ante la famosa Torre de Pisa. El aire se detuvo en mis pulmones, los ojos se me llenaron de lágrimas y reí de felicidad. En aquel momento pensé que aquello era lo más hermoso que había visto en mi vida, pensé que podía sufrir el síndrome de Florencia ante la Torre de Pisa, pensé que valía la pena todo el cansancio por estar ante la verdadera joya de mi viaje.
Nos miramos y reímos. Fue un momento emocionante. Después de tantas cosas hermosas que había visto me llevaba una maravillosa sorpresa en el Campo de los Milagros. Quizá, precisamente, porque no esperaba demasiado, me rendí ante la torre y desterré para siempre la estúpida idea de que su fama se debía a su inclinación.

Torre de Pisa. Fotografía propiedad de la autora del relato.


Relato para el concurso de Zenda #historiasdeviajes