Hablar de Sita sings the blues (2008), de Nina Paley, no es solo hablar de una maravillosa película, sino que me sirve para muchas otras cosas:1. Hablar de la animación para adultos, realidad cada vez más presente, y que para nada tiene que ser soez. Ya sabéis que la animación me encanta. Y porque hay muchas maneras de hacer animación, y un momento en el que el 3D está tan de moda, me veo en la obligación de reclamar el 2D (aunque sea en flash) como forma de expresión.2. Hablar del papel de la mujer en el cine, y más concretamente en el cine indie, sin que esto implique hablar de realizadoras de extraña nacionalidad realizando aún más extrañas películas. Porque esto es una película rara, si señor, pero Nina Paley es americana y la historia pasa en la India, lo que nos dejaría con dos cinematografías bastante mainstream ¿o no?.3. Hablar de la complicada e injusta situación de los artistas que quieren distribuir su obra de forma gratuita. Si quereis leer detalladamente sobre la situación legal de esta película, aquí lo teneis.4. Lo que para mí es más importante: darse cuenta de que las historias nuevas no existen, sino las formas originales de contarla. Y este es uno de los ejemplos más sorprendentes que he visto en los últimos años.
Había pocas formas de mezclar el jazz de los años 20, la animación en flash, el Ramayana y la historia de una mujer abandonada por su marido y que saliese bien. Nina Paley nos cuenta una poco ortodoxa versión de la vida de Sita, que parangona con su desastre matrimonial (un marido que se va a trabajar a la India, y que la acaba dejando sin explicación aparente), abandonada injustamente por su marido Rama. Para ello, Nina se vale de la pintura rajputa, de las sombras chinescas (¿quizás un homenaje a la siempre infravalorada Lotte Reiniger?), su propia historia (narrada con un tipo de animación completamente diferente), mucho humor y bastante imagen real, y, lo que es más sorprendente, de una serie de números musicales con música de Annette Hanshaw, una de las cantantes más populares de finales de los años 20.
Estos nos sirven para demostrar que los sentimientos son universales, y que lo que pudiera pasarle, o no, a una princesa india de hace miles de años, puede pasarle a una superventas de hace 80 años o a una realizadora independiente que trabaja con flash. O a cualquiera de nosotros. Y es que el resultado es soprendente (aquí va mi número favorito).
Personalmente, agradezco los momentos de India for dummies (la historia de Sita aquí; yo la conocía por La Princesita, una de mis películas favoritas de pequeña: lástima que la escena se vea tan mal) , porque de no tener un padre obsesionado con el Ramayana y el Mahabharata, hubiese entendido mucho menos.
Y es que, como ya os he dicho, la película es de distribución libre y está legalmente en internet. Aquí la teneis entera en un solo video, pero podeis verla en mejor calidad en videos de cada una de sus partes
Espero que os guste tanto como a mí (la habré visto 4 o 5 veces desde que salió y todavía no me cansa).