Se llama ojo ahumado al maquillaje que se difumina proyectandose hacia la sien, proporcionando a la mirada un aspecto felino muy atractivo. Pero para que realmente sea un smokey eyes es imprescindible que lleve una línea inferior, a ras de pestañas, que se una a la superior.
La idea de que el smokey eyes es en negros y blancos es errónea, aunque si es cierto que es el que más destaca, pero no es muy aconsejable fuera de revistas de moda y pasarelas. El motivo es que el pigmento negro es muy dificil de trabajar para lograr un buen acabado y, además, endurece los rasgos por lo que no suele ser la mejor opción. En su lugar podemos escoger distintas opciones dependiendo de si lo vamos a llevar durante el día o durante la noche. Durante el día podemos escoger tonos marrones o tostados, combinados con beige, que suavizarán mucho el maquillaje. Para la noche podemos atrevernos con tonos azules, verdes, violetas, grises, burdeos, marrones muy oscuros...dependiendo sobretodo de nuestra pigmentación y el vestuario.
Para realizar la sombra escogeremos dos tonos que combinen (no necesariamente tienen que ser del mismo color), aplicando el claro en el párpado móvil y el oscuro en la cuenca del ojo. Después difuminaremos con paciencia hacia la sien, hasta que quede un perfecto degradado.
Nuestro truco: Para ayudar a degradar la sombra podemos utilizar polvos sueltos traslúcidos.
Después del polvo realizaremos una línea, más gruesa en la zona exterior del ojo, y mucho más fina en el lagrimal. La mejor opción es utilizar eyeliner líquido, pero podremos utilizar también un lápiz si nos apañamos mejor.
En la zona inferior del ojo realizaremos un trazo con un pincel recto, a ras de las pestañas inferiores, con el tono más oscuro de sombra que hayamos escogido.
Finalmente terminaremos añadiendo una línea negra interior y mucha máscara de pestañas.
Nuestro truco: Para no manchar de sombra la mejilla y la ojera, espolvorear con polvo traslúcido toda la zona y retirar con una brocha de abanico una vez terminado el maquillaje.