Mucho se ha escrito sobre la indumentaria de los sanitarios, que si mejor con bata, que si mejor con corbata, que si mejor oliendo a limpio…etc. No lo entiendo muy bien.
Cuando hablamos de hospitales, los condicionantes culturales nos llevaban a identificar a cada una de las personas que deambulan por su uniforme, desde luego que era un distintivo hace años, actualmente solo se diferencian los profesionales (exagerando un poco) en el color de la tela, es mas, con las últimas introducciones ni el blanco, ni el verde ni el azul nos dicen nada, excepto del poco cuidado que tenemos al lucir las prendas por los pasillos, cafetería o calle.
En primaria la cosa cambia un poco, primero porque no hay tanta variedad a la hora de elegir el atuendo, bata o no bata, porque el pijama es para guardias, para el verano… y segundo, que al tener que estar entrando y saliendo para hacer domicilios, cualquier prenda que no sea la bata no es cómoda.
En algunos casos podemos pensar, como refleja Mateu Seguí, que la bata ayuda, o al menos eso puede deducirse de las afirmaciones de los encuestados, y que los pacientes prefieren un médico con bata, corbata y oliendo a limpio. Sin embargo sabemos que la bata, incluso la corbata, pueden ser fuente de problemas más que de soluciones y que si preguntásemos a los pacientes ¿Qué prefiere un médico con bata, manchas y oliendo mal o un médico en ropa de calle, limpio y oliendo bien? Supongo que las contestaciones serían distintas.
Y si preguntásemos ¿Qué le parece que su médico de familia, al que conoce desde hace años, no lleve bata? o ¿ entiende mejor a su médico cuando lleva bata?
Porque no es lo mismo preguntar en abstracto sobre conceptos que preguntar en concreto sobre experiencias, ni es lo mismo opinar sobre un médico al que ves una vez cada cinco años, con suerte, o sobre alguien en quien confías diariamente, y no es lo mismo preguntar sobre alguien en quien confías que en quien no confías, ni preguntar sobre la primera impresión o la lo largo del tiempo.
En fin, que cada uno, seguiremos usando la bata o la ropa de calle, la corbata, la pajarita o el collar, el fonen al cuello o en el bolsillo y el resto de los aditamentos como mejor estimemos, mediatizados por cuestiones culturales y comportamentales y opinando sobre ello.