Tibio sol de otoño, que te filtras por los cristales.
Promesa de un tiempo mejor, consuelo de los días fríos
y de las tardes caducas y dormidas.
Cálido, sereno y confortable.
Con aroma a madera de roble, a papel y a café.
Calientas sin agobiar e iluminas sin cegar.
Así querría que fuera mi amor, como un tibio sol de otoño,
sin agobios, cálido, sereno y confortable.
Un calor que añores, en los gélidos días de invierno.
©Jesús J. Jambrina