Soledad: un camino a la paz y a la alegería

Por Chocobuda

La experiencia humana incluye muchos elementos como para hacer una lista. Van desde el cuidado y seguridad personal, intelectual; hasta hacer malabares sociales para el sustento y el reconocimiento.

Desde que despertamos hasta que nos acostamos a dormir, con pareja o no, estamos bajo la ilusión de que estamos acompañados y la idea de estar solos nos parece demasiado aterradora como para siquiera pensarla.

Pero, ¿y si esta resistencia a la soledad fuera solo un obstáculo para el crecimiento del ser?

La experiencia de esta vida, aunque nos resistamos, se trata de estar solos. Nacemos solos, pasamos en este planeta el mayor tiempo posible, para eventualmente morir solos. Sí, morimos solos sin importar nuestras relaciones o conexiones con los demás.

De hecho, a pesar de huir de la soledad, ¡hacemos lo posible para estar solos! Buscamos aislarnos para disfrutar nuestros libros, música o películas. Nos enfocamos mejor cuando no hay nadie al rededor. Apreciamos cuando alguien parlanchín se va de nuestro lado.

¡Queremos la independencia de los padres, que nos dejen de molestar! Dejamos la casa materna en busca de un poco de soledad.

Los practicantes de budismo, sabemos que la meditación más profunda se da en la soledad, en silencio. Es ahí cuando la flor de loto sobresale del lodo.

Sin duda sabemos que juntos estamos mejor y que logramos objetivos, pero la soledad es perfectamente natural para nosotros. La amamos, la buscamos, la apreciamos… y nos mentimos diciendo que queremos estar acompañados.

El Nipata Sutra nos dice:

Si tienes un acompañante inteligente, un asociado recto y sabio; libra todos los peligros y camina alegre y atento junto con esa persona. Si no tienes un acompañante inteligente, un asociado recto y sabio; entonces camina en soledad como los rinocerontes, como un rey que ha abandonado su reino conquistado.

La soledad coexiste con nosotros, es parte de la Totalidad, de Todo Lo Que Es. Al mismo tiempo, ¿cómo puedes sentirte solo si estás rodeado de amor y bondad?

Todo está interconectado. Cuando vemos una isla flotar en el mar, asumimos que es solo un trozo de tierra a la deriva. Pero no es así. Una isla es tan solo una punta de la Madre Tierra que se asoma sobre el agua, pero por debajo es sólida, inmensa y unida a todo lo demás.

Nos rodeamos de otros y queremos pareja porque nos hace sentir bien. Pero el truco también está en sentirnos bien con nosotros mismos, sabiendo permanecer en calma y alegres cuando el silencio es lo que hay.

De la soledad, a la que tanto miedo tenemos, emana la serenidad y la base de nuestra felicidad.

Debemos estar solos para valorarnos, recuperar fuerzas y continuar nuestro trabajo por el beneficio de los demás seres que nos rodean.