Sólo el 10% de las más de 300 publicaciones españolas de carácter biomédico tiene una visibilidad internacional relevante

Por Fat

En España existen más de 300 publicaciones de carácter biomédico de las que tan sólo 33, es decir, en torno al 10%, circulan simultáneamente en las cuatro bases de datos internacionales más relevantes. Así lo han señalado los expertos reunidos hoy en la VI Jornada MEDES ‘Internacionalización de las revistas biomédicas en español’, una iniciativa de la Fundación Lilly que tiene como objetivo el fomento de la publicación científica de calidad en revistas biomédicas en español.En opinión de Francisca Abad García, del departamento de Historia de la Ciencia y Documentación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, uno de los principales problemas en el ámbito médico-científico es que el excesivo número de revistas existentes “va en contra de la madurez científica de la propia disciplina, ya que se está perdiendo rendimiento en el esfuerzo que se realiza”. Desde su punto de vista, la solución pasaría por centrar los esfuerzos dejando como máximo una publicación por especialidad y optar por mejorar la calidad de los contenidos. Otra de las posibilidades que señala esta especialista sería la publicación en dos idiomas, español e ingles, y el fomento de la accesibilidad a los artículos bien a través de acceso gratuito o “permitiendo que los autores cuelguen el original aceptado por la editorial en repositorios abiertos”.
Según explica José Antonio Gutiérrez, director de la Fundación Lilly, “el español es una lengua hablada por casi 500 millones de personas. Sin duda, se trata de un idioma vivo, en franco avance y evidente lazo de unión entre los hispanoparlantes, por ello, es un objetivo principal internacionalizar las publicaciones científicas tanto entre los países de habla hispana como en aquéllos en los que el español es una lengua en expansión, como es el caso de Estados Unidos”A pesar de la extensión del idioma, Daniel Mayorga, del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) asociado al NASA Astrobiology Institute, indica que “aunque en el ámbito de la ciencia la influencia que puede tener es escasa” y recuerda que “potenciar la ciencia en español nos ayuda en general como país porque hoy en día la ciencia y la tecnología son aspectos fundamentales en la vida de la sociedad global y si no potenciamos el uso del español en el ámbito científico, éste va a quedar relegado a un idioma de segunda”.
A pesar de los datos presentados, las publicaciones del ámbito médico gozan de mejor situación que aquellas pertenecientes a otros campos como el tecnológico o técnico. Así, Verónica Vivanco Cevero, de la Universidad Politécnica de Madrid, señala que para darles una mayor visibilidad a nivel internacional es necesario fomentar medidas contundentes que vayan más allá de la mera concienciación, pero, “sobre todo, hace falta voluntad e inversión”.A este respecto, en el ámbito de la docencia apunta a la difusión de cursos audiovisuales u ‘online’, a la publicación de libros en español para el fomento del español científico-técnico como la manera de dar una mayor proyección a las publicaciones en nuestro idioma. Asimismo, desde el punto de vista de la investigación subraya que “también se puede fomentar la publicación de extranjeros no hispanohablantes en revistas en español o primar congresos, acciones y proyectos que tengan el español como lengua vehicular”. Durante su intervención, Daniel Martín Mayorga ha señalado que el español como lengua de comunicación científica adolece de una doble dificultad. En primer lugar, compartida con el resto de los idiomas, el dominio del inglés como lengua franca de la ciencia y la tecnología. Y, en segundo lugar, la escasa relevancia de los países de habla hispana en el panorama científico internacional.
Por ello, ha reclamado una labor específica en esta área. “Para que el español pese más como idioma científico es necesario un trabajo de fondo, liderado por las más altas instancias, tanto idiomáticas como sociales (Gobierno). Un esfuerzo a largo plazo, planteado modestamente, pero con mucho interés y persistencia”.En esta misma línea, Francisca Abad, coincide en señalar que el papel de las organizaciones nacionales, como la Real Academia Española de la Lengua, es “no dejar que el español científico se convierta en jerga”. Así, propone sacar mayor rendimiento a la “precisión, concisión y riqueza del español”, en lugar de usar los giros provenientes del inglés. Así, señala como ejemplo la traducción de topics como tópicos “cuando en español existe la palabra materia”. Por último, para dar mayor visibilidad al español científico, Verónica Vivanco apuesta por unir esfuerzos y solicitar “la colaboración internacional y de esfuerzo diplomático para que los diferentes idiomas importantes busquen conjuntamente otro cauce de difusión y de puntuación a lo que es la evaluación investigadora actual”, concluye.
**Publicado en "El Médico Interactivo"