Solo sueño eso

Publicado el 02 septiembre 2025 por Claudia_paperblog

Vuelvo a soñar con J. y es todo dulce y bonito y nos queremos y flotamos. Me despierto al lado de otro sintiéndome mal. También vuelvo a soñar con la yaya, ya recurrente en mi subconsciente, así como las ciudades de noche, los barcos o la sensación de ir a toda velocidad en bici.

Me despierto con lágrimas en los ojos a veces, o con un grito ahogado. Es tan real y tan duro admitirse a una misma que no la volveré a ver nunca más. Creo que esta frase me la he repetido y la he escrito decenas de veces, pero nunca deja de ser indigesta. En un sueño, abrazo a la mama fuerte y le digo esa frase. En el de hoy, la yaya me había dejado un sobre con el dinero del regalo de mi cumpleaños. Y yo solo quería cambiar todo el dinero del mundo por volver a tenerla conmigo. Creo que el sobre se quemaba.

-¿Sabes qué he soñado? Que me robaban la bici en Milán -dice G. mientras prepara el desayuno por la mañana.

Y un resorte despierta en mí un recuerdo de algo que nunca me ha pasado, que solo ha ocurrido en mi cabeza y esa misma noche. Yo también he soñado que me robaban la bici. Estaba haciendo una ruta de montaña, que en realidad era una carrera y, cuando llegaba a un tramo muy empinado, me bajaba de la bici para ver si podía subir empujando la bici, pero el terreno estaba demasiado inclinado. Cuando volvía para atar la bici, ya no estaba y discutía con los del bar de enfrente, a quien interrumpía la conversación para preguntar si habían visto quién se había llevado mi bici y me contestaban de malas maneras.

Y hoy tengo flashbacks de todo. Y como no son de J., los voy a dejar por escrito. Sé que ayer, mientras me tomaba una cerveza con E., me acordaba constantemente de J., de ese fin de semana en Cunit, cuando ya llevábamos años juntos, pero yo me sentía como si acabáramos de empezar. En general, E. me recuerda a J. Cuando hace chocar los dedos entre sí y se produce un ruido como de castañuelas. Creo que es algo latinoamericano, aunque no recuerdo haberlo visto en nadie más.

Hoy veo el cielo rosa, la luna tapada, pero sé que está ahí y me veo en aquel hostel, una construcción de madera en las alturas, independiente de las habitaciones. El atardecer increíble, fuego, yo tumbada en una hamaca leyendo, a veces esperando la comida, los noodles de los que no me cansé en tantos meses, la sensación de estar en un lugar que no ha pisado tanta gente, la paz en mí misma, la soledad buscada, la aventura que sigue. Se me hace lejano ya y solo fue hace un año. He envejecido mucho en un año, más que nunca. Se veía el agua del lago, el mundo reflejado en esa superficie plana. 

¿Por qué a pesar de saber que está mal me gusta que haga las cosas que están asociadas históricamente a los hombres como arreglar la bicicleta, llevar las bolsas más pesadas o conducir de una manera algo agresiva?

Ahora una amiga, que no supera a la ex dice la frase: Quiero a J. Que es lo que yo decía siempre cuando no me lo podía quitar de la cabeza. Me hace gracia que sea su referente. Ahora, aunque siga sin quitármelo de la cabeza, ya no digo la frase, porque tengo que ser adulta y madura y entender que el amor no hace milagros y que no habría tanto amor si no quiso estar conmigo.