Somos unos incomprendidos

Por Psipositivo @Psi_Positivo

Tal y como dice el título, las personas que padecemos ansiedad nos sentimos incomprendidos. A diferencia de las enfermedades físicas no siempre es sencillo de explicar como nos sentimos… En Internet encontramos los principales síntomas de esta patología: Nerviosismo, temor, sensación de peligro inminente, tensión muscular… Lo que no pone es como realmente se encuentra uno cuando padece ansiedad. Y la respuesta es mal, muy mal.

Vamos a hablar claro para todas aquellas personas que jamás hayan padecido este trastorno. La ansiedad es una mierda. Vendría a ser como ese dolor de muela que no cesa durante horas o esa piedra en el zapato que sentimos a cada paso. Un dolor tanto físico como mental que nos acompaña cada segundo, es tener la sensación que en cualquier momento algo malo va a suceder y, por si no fuera poco, tienes todo tipo de molestias físicas que se encargan de hacerte más pesada la carga “emocional”. Para entender la ansiedad hay que sentirla. Solo así uno puede ser consciente de, hasta que punto, puede llegar a limitar y, perdón por la palabra, joder tu vida.

De la ansiedad se sale. Mejor dicho, de un cuadro de ansiedad se sale y es que la “ansiedad” en si es un instinto de supervivencia que nos permite entrar en “fase de alerta” cuando experimentamos una situación de peligro. Sin embargo los que padecemos ansiedad estamos en “alerta roja” por cualquier situación, en cualquier momento… ¡Siempre en guardia!. Y ello supone un desgaste tanto físico como emocional muy elevado. Como os decía salir de la ansiedad es posible¡Claro que lo es! Existen una amplia variedad de recursos que nos serán muy útiles para aprender a controlar la ansiedad , sin embargo muchas veces queremos construir la casa por el tejado y antes de superar un problema hay que aceptarlo. ¡SI!. ¡Tengo ansiedad coño!. ¿Qué pasa?. Asume que tienes esta patología o trastorno y ello no te convierte en una persona loca. ¡Fuera tabúes!.  Una vez asumido es momento de enfrentarte a ello y es aquí donde empiezan los conflictos…

Al pedir ayuda a algún amigo, familiar o especialista muy probablemente, con toda la buena fe del mundo, nos recomendarán lo que leen por la red: ¡Haz deporte! o ¿Por qué no vamos a ver el fútbol que tanto te gustaba?. Pero no tienes ganas de hacer deporte y el fútbol, que antaño tanto te gustaba, ahora lo ves como un lugar lleno de gente que no hará más que aumentar tu grado de ansiedad. ¿Y si te da una crisis en medio de la gente?. ¡Qué fútbol! Tu estarás más pendiente de ti y de tus síntomas puesto que el ansioso se vuelvo hipocondríaco y aprensivo. ¿Hacer deporte?. Para hacer deporte, que por cierto es buenísimo porque libera endorfina que nos hace sentir bien, hay que estar preparado.

Ya no solamente físicamente si no mentalmente. El ansioso suele huir del deporte por una simple razón y es que cuando hacemos ejercicio aumenta el pulso de nuestro corazón y enseguida lo asociamos con la taquicardia, uno de los síntomas habituales de la ansiedad y crisis de pánico, y ya la hemos liado. En ese sentido nos sentimos incomprendidos… pero eso no debe servir como excusa para no hacer deporte. Ponte unas metas realistas y, aunque tengas que estar dos meses para echar la primera carrerita…. ¡mueve el culo!

Toda ayuda que recibe una persona que tiene ansiedad debe ser bien recibida y agradecida. Los familiares y amigos ponen las buenas intenciones y el cariño. El psicólogo pone el conocimiento. Pero solo tu sabes lo que te ocurre, lo que sientes, lo que te pone ansioso, lo que te relaja… ¡Experimenta!. ¡Juega! ¡Maneja tu la ansiedad!. No pidas ni te exijas que te comprenda el mundo, ni siquiera la gente que tienes cerca, ellos no tienen la posibilidad de entrar en tu cuerpo y cabeza para sentir los mil síntomas de mierda, que yo si que los sé, que te crea la ansiedad. Sin embargo tu si que puedes. Tienes una “enfermedad” que te permite la posibilidad de conocerte más y ponerte a prueba. Además si lo superas, que sé que vas a poder, no solamente vas a poder disfrutar de todo lo que antes te hacía feliz si no que además lo vas a disfrutar el doble. Ya se sabe aquello que para estar feliz hay que estar previamente triste.

Somos unos incomprendidos, si. Lo somos. Pero en vez de venirnos abajo por ello debemos aprender a comprendernos a nosotros mismos. Ese es el primer paso para aprender a controlar y manejar la ansiedad a tu antojo. Que, por cierto, es de lo que se trata. Después de saber que tu tienes la llave para superar aquello que tanto te está jodiendo… ¿Qué eres un incomprendido o un privilegiado?

Pedro Gayá