Dicen que sonreír mucho y reírse, en la mayoría de los casos es sinónimo de felicidad y de sentirse bien con un@ mism@.
Hace años decidí poner remedio a algo que me hacía sentirme desagusto conmigo misma. Decidí ponerme ortodoncia. Tenía un complejo tremendo con mi boca. Estaba acomplejada por dos dientes que estaban medio torcidos y no me gustaba nada ver ese pequeño detalle que no me permitía lucir una sonrisa bonita.
Yo tenía mucha vergüenza de sonreír, de hecho, las personas cercanas a mi saben que nunca sonreía cuando me hacían una foto, siempre salía muy seria. En los inicios de mi etapa como blogger se puede apreciar esa expresión en mis fotos, pero las personas que seguís mi andadura desde hace más de tres años habréis notado un cambio tremendo, verdad?
La solución era muy fácil, lo difícil era dar el paso. Recuerdo que estuve investigando por internet sobre el precio y los distintos tipos de ortodoncia, el precio de las carillas dentales, la duración de los tratamientos etc.
Al final me animé a dar el paso y os puedo decir, que a día de hoy, aún sigo llevando la ortodoncia pero estoy muy contenta con el resultado ya que en unos meses me la van a quitar.
Cuando me la quiten será como quitarse un lastre. Aunque estoy muy cómoda con ella y desde hace tiempo no me da miedo sonreír y no tengo complejo por enseñar mis dientes…lo mejor es el hecho de poder sentirse a gusto con una misma.
Tengo claro que cuando me quiten la ortodoncia lo primero que haré será inmortalizar ese momento con un selfie. Yo misma con mis dientes perfectos y luciendo unos labios rojos.
¿Alguna vez habéis imaginado momentos que pensáis que nunca llegarían?
Yo este día lo tengo grabado en mi mente desde el día uno en el que estaba medio acostaba en la consulta del dentista y me decía a mi misma: Lourdes, has sido muy valiente, piensa en positivo, esto te vendrá bien para quitarte un par de quilos…y menuda sonrisa lucirás después, ya me veo con unos labios rojos y haciendo dientes en las fotos.
Desde aquí os animo a sonreír siempre. Pese a lo que pase, a lo mal que nos sintamos realmente, o a lo decaídas que estemos, todo eso guardado en nuestro interior y solo para nuestra intimidad, de cara a la galería una sonrisa bien grande siempre.