Sopa de pollo y jamon con pasta

Por Carmenrosa @MicocinaCR

Cuando a nuestros hijos después de la leche maternal le vamos introduciendo otros alimentos, procuramos inculcarle buenos hábitos alimenticios, similares a lo que comemos los mayores, e intentamos que aprendan y continúen el resto de sus vidas.

Con el paso de los años, los hijos crecen y los gustos por los alimentos lo van modificando con la edad y van olvidando que comer bien es comer de todo, a su hora y que deben dejar atrás o casi de lado la comida fácil, rápida y precocinada.

Generalmente a los jóvenes y a los menos jóvenes les encanta la pasta, aunque en algunas ocasiones de manera equivocada la alejan de su dieta, pensando que éstas engordan. En “Mi cocina” la pasta suele tener un gran protagonismo, sobre todo para los de menos edad que disfrutan de mis guisos.

Cuando era pequeña sólo conocía los fideos que venían enroscado (tipo nº 4) y poco más, hoy en día cuando abrimos las puertas de mi despensa podemos elegir: seca, fresca, corta, larga, verde, con huevo, con verduras y hortalizas, negra, anaranjada....lacitos, espirales, fideúa, fideos “O”, fideos del 4, macarrones, penne, fusilli, spaghetti, tallarines, fettuccine, ravioli, tortelini....y casi todo termina en “ini”.

Lógico cuando los italianos se especializaron a través de los siglos en su elaboración y le dieron fama a nivel internacional.

Según los historiadores fue Marco Polo quien la llevó a Italia desde China.

Un dato curioso: En Nápoles la pasta se amasaba con los pies hasta el año 1833, fecha en qu eel rey Fernando II, persona escrupulosa ordenó al ingeniero Spadaccini que lograra realizar un “método” diferente.

Gracias a la globalización mi despensa se fue ampliando con pastas orientales que consiguen conquistar nuestro paladar, como por ejemplo los fideos de arroz.

Así que el abanico donde elegir es amplio y extenso.

Últimamente mi hija siempre quiere éste tipo de pasta en la sopa (es de la marca Gallo, al huevo, combinando con zanahoria y espinaca) .......así que explico a continuación como se la preparo, a fin de que no se le olvide la receta y la compartimos con quienes visitan “Mi cocina”.

Para hacerla:

Medio pollo, un hueso de jamón ibérico (suelo congelar los huesos de jamón cortados en trozos), un hueso añejo (opcional), un puerro, una zanahoria, una rama de apio verde, un nabo, una patata, pasta (la que gusten), una ramita de hierbabuena y jamón serrano cortado en trocitos.

Los pasos a seguir:

En una olla poner a cocer el pollo, el hueso de jamón y el hueso añejo, llevar a ebullición y espumerear.

Cortar mientras la verdura una vez enjuagada: la zanahoria en cuatro trozos, el puerro y el apio en trozos pequeños, el nabo en rodajas y la patata (una vez pelada) entera.

Agregar la verdura a la cacerola y cuando hierva, espumerear nuevamente.

(No añadir sal, ya que el hueso añejo y el jamón la aportan)

Dejar cocer una hora aproximadamente a fuego lento, añadiendo agua caliente, si fuese necesario.

Una vez hecho el caldo, sacar el que se necesite para cada comensal, echarlo en una cacerolita y agregar la pasta (suelo usar mi mano como medida, dos puñados por persona).

Cocer siguiendo las instrucciones del fabricante.

Emplatar con una ramita de hierbabuena y el jamón serrano picado.

¡¡ Cada vez que ve mi hija éste plato, me hace como la niña del famoso anuncio de caldo precocinado: me baila con la cuchara en la mano !!