Hace unos cuatro años tuve que dejar de tomar azúcar debido a un problema de salud. Me gusta la miel pero no con café, por ejemplo, y aunque no consumo demasiados endulzantes en general, busqué un sustituto. Soy lo que se llama una “hierbas”, y por eso ya sabía que es mala idea tomar edulcorantes artificiales y productos light, diet, etc con aditivos como aspartamos y ciclamatos. Así que entré en la herboristería y pedí stevia. Creo que si hubiera pedido marihuana no hubiera sorprendido más a la dependienta. Su comercialización estaba prohibida desde hacía unos cuantos años. En España no la podía comprar ni en hoja seca, ni en extracto líquido, ni para ningún uso. En ese momento la sorprendida era yo.
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Leyendo un poco, todo había empezado con una “queja industrial anónima” a la Food and Drug Administration de EEUU, en el sentido de que no había suficientes informes toxicológicos que demostraran que era segura. Así que prohibió su consumo e importación en 1991, y luego abrió la mano pero con una curiosa contradicción: se podía usar como complemento dietético, pero no como aditivo alimentario. En Europa llegó este resquemor hacia la planta en el año 2000, y se la prohibió asimismo, sometiéndola también a estudios para comprobar su seguridad.
Contrariamente, y en el otro lado del mundo, Japón llevaba desde los años 60 sospechando de los edulcorantes artificiales, y de sus posibles efectos cancerígenos, y finalmente prohibió la mayoría de ellos. Comercializaron el glucósido de steviol en el 71 y es el país que más lo consume, incluso obligando a monstruos como la Coca Cola a sustituir el habitual aspartamo por stevia en las embotelladoras del país.
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Volviendo a Occidente, en el 2006 nada menos que la Organización Mundial de la Salud y la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) certificó su inocuidad y la registró con el nombre científico de Steviol Glucósido. Pero fue precisamente “gracias” a la Coca Cola y la Cargill que se reconsideró finalmente la prohibición en EEUU. Estas empresas patentaron un buen montón de usos para glucósidos derivados, como el rebaudiósido A al que se llamó Rebiana. Así que en 2008 la FDA declaró “segura” la planta, y la Coca Cola lanzó al mercado un sustitutivo del azúcar llamado Truvia, compuesto por principalmente eritritol (un polialcohol) y Rebiana. Cada uno que interprete lo que prefiera, la red está llena de información.
Mientras, en Europa, hasta 2011 no se levantó la prohibición y se comenzó a comercializar. Y llegó el boom de la Stevia. Ahora encuentras edulcorante natural a base de stevia en cualquier supermercado. Líquido, en comprimidos, granulado; baratísimo, asequible, bio-eco-orgánico a precios desorbitados. En zumos, en refrescos, en alimentos light y diet. No en la Coke Light ni en la Zero envasadas en España.
En cuanto a las propiedades de la maravillosa planta, originaria de Paraguay, que endulza sin calorías, regula el nivel de glucosa en sangre, beneficia a los diabéticos y a los hipertensos, tiene efectos bactericidas y fungicidas, y masticada cruda tiene un regusto a regaliz la mar de agradable… todo esto, lo verdaderamente importante, merece un post aparte.
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