Hoy cierra Pintura Blanca. Era inevitable. Miro hacia atrás y me da rabia ver este blog sin actualizar desde abril. Y peor es seguir retrocediendo en el tiempo y recordar cómo repetía varias veces, "esta ya es la buena", "de esta vuelvo", "está siendo un curso complicado"... Me da rabia por el cariño que le tengo también. Han sido un par de años muy bonitos, en los que he descubierto el gusto por bloguear (se escriba como se escriba eso), por buscar algo en el día a día que me generase algún pensamiento, algo sobre lo que reflexionar y algo que asimilar por el método de generar una respuesta propia. Pintura Blanca se fue convirtiendo así en una ecléctica mezcla donde las inquietudes políticas, la tecnología, la comunicación, el diseño y hasta un poquito de márketing se repartían juego a medida que me iba interesando por diferentes aspectos. Algo muy sano para mi cabeza, pero posiblemente difícil de seguir para los osados que me habéis leido. Y además, sin acabar de encontrar un hueco para mi trabajo (unas prácticas en infografía de Marca han pasado sin dejar ni huella en este blog). Por eso Pintura Blanca se tiene que acabar, porque esa falta de tiempo no deja de ser una señal de que o ya no tengo nada que decir, o lo que quiero decir ya no encuentra su hueco en Pintura Blanca; y sospecho que se trata más de lo segundo. Se hacía necesario un poco de orden, un poco de pararme a reflexionar.
En primer lugar, tenía que sacar de aquí todas mis inquietudes relacionadas con el diseño. La razón es sencilla: por la importancia que tiene (y que quiero que tenga) en mi vida, en la medida en que pretendo que se convierta en un futuro profesional que veo cada vez más cercano. Se merece un lugar propio, en el que nunca falte tiempo ni espacio para un proyecto acabado, un "paso a paso" o simplemente una reflexión loca en torno al diseño.
Si resulta que en Pintura Blanca ya no encuentro el espacio que le quiero dar a todo esto del diseño pasa lo que viene pasando desde abril, que nada más de lo que venía hablando en este blog me interesa ya tanto como para sentarme a reflexionar y escribir. Es sorprendente ver como cosas que me inquietaban hasta hace sólo unos meses ahora me parecen bastante intrascendentes, será que me hago mayor (o como dirían algunos, evoluciono :). Todo esto me ha llevado a la conclusión que abre este post: hay que cerrar Pintura Blanca. Sin embargo, hay más tras la pausa.
Porque como os decía, en el fondo le tengo cariño a Pintura Blanca, así como al propio hecho de bloguear. Por lo tanto, si ya no había nada que me enganchase a escribir como antes, me queda la posibilidad de buscar algo que me tenga enganchado y empezar a bloguear sobre ello por puro placer (o vicio diría yo). A quien me conozca no le resultará nada nuevo que me pierden las cuatro ruedas casi tanto como esa sensación que te recorre de los brazos a los riñones cuando conduces por una carretera de montaña. Ahí va el segundo pelotazo de hoy: tras la pausa, Pintura Blanca vuelve a abrir dedicada a una pasión que se resume en dos: Formula 1 y automoción. Y lo voy a dejar ahí por hoy, prometo tener más noticias el martes acerca de lo que va a ser el nuevo Pintura Blanca.