En esta ocasión he utilizado la mitad de ingredientes ya que sólo somos dos. La pasta tiene buen sabor pero encuentro que la condimentación hace que se quede un poco seca. Quizás con una salsa ganaría mas.
Ingredientes: 300 g espinacas frescas; 200 g harina; 75 g mascarpone; 80 g parmesano rallado; 1 huevo; 40 g mantequilla; sal.
Preparación: Lavar las espinacas y ponerlas en una olla con un vaso de agua. Cocer tapadas durante 5 minutos. Eliminar bien el agua (machacar con una cuchara) y cortar pequeñito.
En una sartén poner 15 g de mantequilla y sofreír las espinacas durante 5 minutos. Añadir una pizca de sal y el mascarpone y retirar del fuego. Mezclar muy bien y dejar enfríar.
En un bol colocar la harina y añadir las espinacas, 30 g de queso parmesano rallado y el huevo batido. Amasar (primero con la cuchara y después con las manos) hasta obtener una masa que no se pega en los dedos (yo he tenido que añadir un poco más de harina sobre la marcha). Sacar la masa del bol y colocarla sobre la superficie de trabajo enharinada y continuar trabajando la masa.
Extender con las manos hasta tener una superficie rectangular y no muy gruesa. Cortar tiras de un dedo de ancho e ir rodándolas entre las dos palmas formando bastoncitos que no tienen por qué ser perfectos. Reservar sobre una superficie con harina.
Poner agua a hervir y cocer la pasta el tiempo suficiente para que floten, momento en el que se retiran con una rasera y se colocan en una fuente de horno previamente engrasada con un poco de la mantequilla sobrante.
Colocar por encima el resto de la mantequilla en daditos y espolvorear con el resto de queso parmesano. Hornear a 180 ºC durante 40 minutos.
Los strozzapreti tienen un nombre muy curioso que, literalmente, significa "asfixiacuras". La primera leyenda que explicaría el nombre tan original de este plato cuenta que los sacerdotes glotones quedaban tan cautivados por esta sabrosa pasta que la comían demasiado rápido y se asfixiaban, a veces hasta la muerte. La otra, menos trágica, hace referencia a la forma de prepararla "estrangulando" las tiras de masa y suponiendo que el ama de casa que las preparaba expresaba tal rabia (quizá debido a la miseria y dificultades de su vida) que sería capaz "de estrangular a un cura". Sea como fuere, es un plato que se prepara, entre otras, en la región de Marche, que es la que visitamos este mes.
Aquí os dejo la receta original que, en mi opinión, puede dar de comer ¡a un regimiento de curas!
Y, por fin, vamos con las recetas de nuestras participantes a las que siempre tengo que agradecer su fidelidad. ¡Gracias!
¡Pues hasta aquí el reto de este mes! Atent@s porque volvemos el mes que viene con una nueva propuesta salada igual de rica...¡o más!