Suárez, Alzheimer y Radioterapia…

Por Oncoangel

Con la muerte de Adolfo Suárez desparece una de las figuras más importantes en la historia de España en el último siglo. Tanto por lo que representó como por su labor al frente del Gobierno de España, con luces y sombras, Adolfo Suárez será sin duda alguna recordado como uno de los personajes más influyentes y al que debemos en gran medida la evolución de España, y de los españoles, en los últimos 40 años. Adolfo Suárez se ha ido, y lo ha hecho arrastrado por una de las enfermedades más devastadoras e incurables a las que se enfrenta el hombre moderno, como es la enfermedad de Alzheimer. El Alzheimer es la forma más común de demencia en occidente y se estima que en los Estados Unidos afecta actualmente a uno de cada ocho estadounidenses mayores. Los signos y síntomas más comunes asociados con esta enfermedad incluyen trastornos cognitivos, alteraciones en la memoria y la conducta. Estos déficit pueden progresar hasta el punto de que los pacientes necesiten ayuda para todas las actividades diarias. Por el envejecimiento progresivo de la población occidental, se calcula que la incidencia de la enfermedad de Alzheimer aumentará un 50 por ciento en los mayores de 65 años en el año 2030. Los tratamientos actuales sólo han tenido éxito en retrasar temporalmente la progresión de los síntomas, aunque no existe una cura definitiva.

La fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer se desconoce. Sus dos características más estudiadas son: 1) se produce un deposito de proteínas beta-amiloide en forma de placas en diferentes áreas del Sistema Nervioso Central (SNC), incluyendo el hipocampo, que conduce a la pérdida progresiva de memoria y otras funcionalidades neuronales y 2) se produce un acúmulo intracelular de anormal de fibrillas entrelazadas dentro de las neuronas, los llamados ovillos neurofibrilares, formados por la fosforilación en forma de ovillos asociada a los microtúbulos intracelulares de la proteína Tau. Estas dos estructuras anormales son el sello distintivo de la enfermedad y conducen a la degeneración neuronal origen de los síntomas clínicos de la enfermedad de Alzheimer. Algunas hipótesis apuntan a que la enfermedad Alzheimer desencadena una suerte de respuesta inflamatoria en las estructuras cerebrales lo que conduce a la activación de las células microgliales, un tipo de macrófagos específicos para el sistema nervioso central. Esta microglía tiende a acumularse en las áreas de depósito de placas de beta-amiloide favoreciendo la liberación de mediadores de respuesta inflamatoria. Numerosas terapias se han ensayado en las últimas décadas dirigidas frente a esta respuesta inflamatoria, si bien su éxito ha sido muy limitado.

La radioterapia, uno de los tratamientos más eficaces frente al cáncer, es un potente antiinflamatorio que también ha demostrado su utilidad en el tratamiento de diversas enfermedades benignas. Los resultados observados en trastornos ostearticulares degenerativos como artrosis, espolón del calcáneo o periartritis son algunos de los excelentes ejemplos del efecto beneficioso de la radioterapia en enfermedades benignas. Del mismo modo, la radioterapia también ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de enfermedades como la amiloidosis traqueobronquial, caracterizada por el acúmulo de material amiloide en el árbol respiratorio (Kurrus et al. Chest 1998, O’Regan et al. Medicine 2000, Kalra et al. Mayo Clin. Proc. 2001, Monroe et al. Chest 2004), amiloidosis orbitaria (Khaira et al. Orbit 2008), o amiloidosis del párpado y conjuntiva (Pecora et al. Annals of Ophthamology 1982). Estas evidencias, junto con el conocimiento de la importancia de los depósitos de amiloide en la fisiopategenia de la enfermedad de Alzheimer, han apoyado el interés en el empleo de la radioterapia como alternativa terapéutica en esta terrible enfermedad.

En el congreso de la American Society of Therapeutic Radiation Oncology (ASTRO) de 2012, los investigadores del William Beaumont Research Institute de Michigan presentaron dos estudios (Marples et al, McGee et al)  con los resultados obtenidos con radioterapia sobre un modelo de enfermedad de Alzheimer en fase inicial en ratones transgénicos capaces de expresar placas de beta-amiloide humano en la corteza cerebral y el hipocampo. Los ratones recibieron dosis únicas de 5-15 Gy o tratamientos fraccionados (1 Gy/día x 10 días, 2 Gy/día x 5 días). La presencia de placas de beta-amiloide fue evaluada a las 2-8 semanas después de la radioterapia mediante cortes histológicos del cerebro de los ratones. Los investigadores utilizaron una técnica de tratamiento de hemi-cerebro, lo que permitió la comparación entre el cerebro irradiado y no irradiado dentro de los sujetos individuales.

Los resultados obtenidos han sido esperanzadores. Tanto la administración de una dosis única de radioterapia como los tratamientos fraccionados fueron eficaces para reducir las placas de beta-amiloide. La reducción media en la presencia de placas de beta-amiloide a las 4 semanas del tratamiento fue del 29,3%, 45,7% y 56,9 % respectivamente para los tratamientos de dosis única y del 50,6% con esquema de 1 Gy/día x 10 días y del 72 % con el esquema de 2 Gy/día x 5 días. Dada la CAMA ( α / β = 2 ) de los cinco regímenes es 17,5 ( 5 Gy ) , 60 ( 10 Gy ) , 116 ( 15 Gy ), 15 ( 1 Gy x 10 ) , y 30 ( 2 Gy x 5 ). Así mismo, los autores observaron que la reducción en las placas después de una sola dosis de 10 Gy aumentaba con el seguimiento, siendo a los 2, 4 y 8 semanas del 32,8% ( ± 12,5 ) , 45,7% ( ± 11,8 ) , y 54,2% ( ± 19,3 ) respectivamente. Del mismo modo, la radioterapia se asoció con una reducción media del 38 % en la expresión de la protéina Tau. Los mismos autores, en un segundo trabajo, evidencian que la reducción en la presencia de placas de beta-amiloide observada está en directa relación con efectos antiinflamatorios de la radioterapia que favorecen una regulación a la baja en la expresión de genes de las proteínas precursoras de beta-amiloide (APLP1, APLP2, y apolipoproteína A-1) y, por tanto, contribuyen a disminuir significativamente la formación de placas de beta-amiloide. La conclusión de los autores es que la radioterapia a dosis bajas produce una reducción significativa en la expresión de placas de amiloide y proteína Tau, relacionadas con la enfermedad de Alzheimer, y que estos datos sugieren que podría ser una nueva y prometedora alternativa en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.

La radioterapia demuestra día a día, y desde hace más de 100 años, su eficacia en el tratamiento del cáncer. Pero no sólo es útil en enfermedades malignas sino que también ha demostrado su capacidad para tratar enfermedades benignas. Las propiedades antiinflamatorias de la radioterapia han quedado acreditadas suficientemente a lo largo de los años. Numerosas evidencias científicas avalan la eficacia y seguridad de la radioterapia en el tratamiento de procesos degenerativos (artrosis, osificación heterotópica…), proliferativos e inflamatorios (bursitis, queloides, enfermedad de Dupuytren, amiloidosis,…), vasculares (malformaciones, angiomas, DMAE,…) y la constituyen en una alternativa terapéutica atractiva. La posibilidad de emplear la radioterapia, un tratamiento de fácil accesibilidad y de amplia distribución geográfica, en una enfermedad de la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer supone una nueva esperanza que puede ayudar a paliar la actual carencia de remedios eficaces en esta devastadora enfermedad. Sin duda, son necesarios más estudios que confirmen estos prometedores hallazgos, y es preciso dar el salto de la investigación básica en animales a demostrar la eficacia en pacientes, pero las bases están ya puestas, y es este un camino que no debemos dejar de explorar.

 “…the so called benign diseases may not be so benign as the term suggests, in truth, they may be characterized by those malignant conditions wich are well known for cancerous conditions, i. e. loss of organ function and quality of life, which justify use of radiotherapy…”

M. H. Seegenschmiedt, oncólogo y radioterapéuta alemán: “Thoughts about Benign and Not so Benign Diseases; BenignNews 2001”