La melodía de la exposición esta basada en las imágenes de los años 50, decoloradas, con anónimas familias, en bunkers anti-atómicos, con pic-nics en el lago, etc. Lo suburbial ha recobrado importancia y se percibe una clara influencia de los relatos suburbiales de John Cheever.
Cuéllar no deja de lado sus recurrentes figuras de Mickeys, unas veces a modo de inquietantes pájaros, colgados en cables o columpios, espectadores del derribo moderno o de la propia amenaza (haciendo referencia a los pájaros de la Hitchcock). En otras ocasiones las figuras de Mickeys se utilizan como icono del ciudadano universal que lo impregna todo, como turista en su propio mundo.