Es causada por la obstrucción de los conductos de las glandulas sudoríparas (encargadas de fabricar el sudor) y genera unos granitos pequeños rojos o blanquecinos, similares a diminutas ampollitas, debido a que el sudor queda allí atrapado. Suelen distribuirse sin un patrón concreto, pero es más común encontrarlos en las zonas dónde más transpira el cuerpo: frente, cara, cuello, pecho y espalda.
Estos granitos suelen desaparecer en algunos días, siempre que sigamos algunos consejos durante los días de calor.
Evitemos poner ropas ajustadas al bebé o sobreabrigarlo: ropas holgadas, de telas frescas y absorbentes como el algodón son lo adecuado.
Es importante mantener al bebé seco y mantener los ambientes de la casa aireados y refrescados.
El baño diario ayuda a quitar las impurezas que puedan también obstruir los poros y refresca la piel de nuestros bebés.
También se recomienda hidratar la piel del bebé, no con cremas muy espesas, sino con geles o aceites livianos para pieles delicadas.
En mi caso, la pediatra me ha recomendado agregar una cucharada de fécula de maíz al agua del baño diario para aliviar la picazón.
Además de seguir estos consejos, desde ya deberás concurrir al pediatra de cabecera de tu bebito, para que diagnostique el sarpullido.
En contados casos, se recomendará utilizar cremas con corticoides, lo cuál quedará a criterio de tu profesional de confianza.