Aquí incluyo un escrito sacado del excelente blog sobre temas relacionados con la Psicología de Davinia Fernández, Escribe Dav. A su vez, este texto lo sacó de una página en facebook sobre Psicología, si alguien puede localizar al autor o autora original que nos lo diga. Me ha provocado el estar muy de acuerdo con lo que nos dice en bastantes cosas, tener que matizar con mi punto de vista otras y estar en desacuerdo con algunas pocas. Vamos primero con el texto:
“¿Qué es ser un psicólogo?
Un psicólogo es alguien tan perdido como tú en la vida. Sólo que tiene una linterna y un mapa, además de valentía para acompañarte. Un psicólogo tiene que soportar que la gente hable de Psicología, sin tener la menor idea al respecto. Es de las profesiones más mitificadas del mundo, casi nadie ha leído el “Código de Ética del Psicólogo” pero casi todo el mundo habla de lo que debería ser o no hacer un psicólogo.
Un psicólogo es una persona normal, fuma, bebe, baila, ama, tiene sexo, igual que todos. Como en todas las profesiones, hay apáticos, drogadictos, arrogantes, corruptos, faltos de ética, entre otras actitudes nefastas, pero también hay psicólogos excepcionales, inquietos por naturaleza, con personalidades exquisitas. Tal cual, como ser humano, nada le es ajeno y en lo humano, la perfección no existe.
Sobre el psicólogo pesa el miedo de la sociedad. Todo el mundo sabe que el psicólogo ve lo que nadie ve, eso da temor. Un psicólogo generalmente dice lo que no deseas escuchar. Esa es una labor titánica y siempre mal retribuida emocionalmente. Dentro de esta sociedad el psicólogo es siempre un último recurso, antes se consulta al chamán, al sacerdote, al médico, al pastor, al brujo… Cuando en realidad debería ser el primero. Un psicólogo no sabe la verdad de la vida, no tiene fórmulas exactas no es químico, tampoco es adivino, menos telépata. El psicólogo es científico. Aunque no siempre tiene razón, pero siempre busca la verdad y la razón. Es un explorador, un investigador por convicción.
La diferencia entre una persona que estudia Psicología y la que no, radica en su relación con su sombra, un psicólogo juega con su sombra. Un psicólogo es su propio instrumento de trabajo. Un psicólogo nunca lo sabrá todo, pero puedes jurar que nunca dejara de buscar saberlo todo”.
Antes que nada un par de aclaraciones de concepto y nos metemos en materia. Un psicólogo o psicóloga es una persona que ha estudiado el grado en Psicología (antes licenciatura). Luego hay especialidades en clínica, salud, recursos humanos, neuropsicología, drogodependencias etc. En mi caso, soy Psicólogo General Sanitario porque tras la carrera hice un máster en clínica y salud y adquirí la experiencia práctica necesaria, y tengo la especialidad de Conductas Adictivas, por ejemplo. Hay personas que han hecho algún curso o formación por ahí (o ninguno y se basan en su experiencia práctica) o que se han formado en coaching y hacen cosas parecidas a las que hacemos los psicólogos, pero sin serlo. Es decir, asesoran, orientan, motivan… pero no son psicólogos.
Lo de la sombra me ha gustado, y en mi texto voy a centrarme en lo que me toca a mi, la psicoterapia. Sí, puede asustar al principio acudir a la consulta. Por eso funciona tan bien el boca a oreja cuando alguien ha ido al psicólogo y le ha ido bien, los testimonios de antiguos clientes o el poder ver vídeos del profesional en cuestión. Los psicólogos que hacemos terapia estamos formados en poder hacer de espejo, en clarificar, en aclarar, en profundizar… Así como en lenguaje verbal y no verbal que nos permite obtener mucha información de lo que nos cuentan (y de lo que nos dejan de contar). No es magia, nuestra labor se basa en la experiencia y en la voluntad de ayuda.
Totalmente de acuerdo en que el psicólogo debería ser el primer profesional a visitar y no el último, cuando todo ya está roto. La prevención es clave y es mucho más fácil trabajar cuando se ven las orejas del lobo a cuando el lobo ya ha entrado. Sí, cuesta una inversión de tiempo y dinero, la inversión también es emocional. Pero ¿por qué no dedicarnos esa inversión, por una vez, a nosotros mismos? Por mi parte, estoy convencido de que tan importante es que uno sepa que esta es una labor profesional y en ocasiones difícil y que hay unos honorarios, como por parte del profesional que debe ser empático y humano y proponer alternativas y descuentos a quien realmente quiere ir a la consulta.
Y sí, decimos lo que uno no quiere escuchar, pero en consulta también decimos lo bueno que quizás uno nunca haya escuchado, o muy raramente. Como que es válido, que tiene una cualidades geniales que lo hacen único y que siempre han estado ahí. Estas quizás permanezcan a la espera de salir y de mostrar la propia belleza, plenitud personal y lo que magnífica que la persona puede llegar a ser. Sus virtudes, sus puntos fuertes, su derecho a ser respetado y a hacer lo que realmente desee con su vida. Ni somos super-humanos ni el objetivo es que la persona que venga a la consulta lo sea, si no que lleve una vida tendente a la felicidad.
(Un muy buen artículo que también me ha gustado es este, del que he tomado la foto: Los psicólogo@s no somos super-humanos.)
Antoni
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