Superar una ruptura VI: las noches blancas

Por Cristina Lago @CrisMalago

Si Joaquín Sabina tuvo que pasar 19 días y 500 noches para olvidar a una tal María, tú no vas a ser menos. El dilema en esta etapa de tu ruptura se limitará a decidir qué es peor: no dormir, o dormir y soñar con tu ex pareja.

Durante el día, todo parece más o menos controlado. Operamos como buenamente podemos, hablamos con algunas personas, intentamos comer y a veces incluso logramos salir y hacer cosas. La vida de día es un letargo funcional en el que no tenemos demasiado tiempo para pensar porqué, cómo, quién y cuándo. Pero, como los vampiros, al llegar la caída del sol, abrimos los ojos. Y despertamos.

Nunca antes habrías sospechado que una sola noche podría parecer tan  larga. Las horas, estiradas por un insomnio estéril y agobiante, se vuelven infinitas; y debajo de ellas, habitan los miedos más profundos. La noche nos habla de todo aquello que habita en nosotros mismos a un nivel que rara vez tendremos ocasión de contemplar. Nos habla del paso del tiempo. De la enfermedad. De la vejez. De morir solos. De no poder amar nunca más. De no cumplir el sueño de fundar una familia. De no ser dignos de ser amados. De haber vivido una mentira. Da igual cuál sea tu miedo. La noche lo traerá hasta ti y lo desplegará en todo su esplendor.

Llegarás por la mañana agotado, con las sensación de haber estado horas defendiendo el fuerte de tu cordura contra los incansables monstruos que rondan por tu cabeza y por momentos, parecen apoderarse de ella.

Las buenas noticias es que esto, como todo lo que forma parte del proceso de duelo, también es temporal y volverás a tu ser tarde o temprano. Es probable que durante esta etapa te obsesiones con el sueño y pruebes todo tipo de remedios naturales y artificiales para lograr el ansiado reposo. Ya se sabe que cada persona es un mundo, pero en líneas generales es probable que descubras que ni la valeriana, ni las pastillas son demasiado efectivas. Tal es el poder de la mente. Pero no la despreciemos: si tu cabeza tiene la fuerza de sobreponerse a los diazepanes y los trankimazines, también la tiene para sacarte de ésta.

Mi abuelo siempre decía: un catarro se cura en siete días con medicinas y en una semana sin ellas. Conclusión: que hagas lo que hagas, esto va a ocurrir. Como dicen los compañeros del otro lado del charco: agárrense los machos.

Durante esta etapa de desvelo, tenemos varios aliados. Si no sabes que hacer con las horas interminables de tus noches blancas, suele funcionar relativamente bien el hacer trabajos físicos. Muchas personas se lanzan a la limpieza compulsiva, tallan, modelan, dibujan, escriben, hacen uso de la bici estática por primera vez en 10 años desde que la compraron o realizan reparaciones (a despecho del vecindario). Mantener ocupadas las manos, desplaza inevitablemente una parte de tu energía fuera de tu cabeza.

(Yo personalmente me las pasé haciendo puzzles y jugando al Heroes of Might and Magic III)

 El ejercicio físico, de mayor o menor intensidad, ayuda a relajarse y a mantener un poco más a raya la ansiedad. No cantemos victoria, que tampoco nos garantiza un sueño reparador. Pero sin ir más lejos: un buen paseo antes de caer la tarde, ayuda a relajarse y a mantener a raya la ansiedad.

En los interminables periplos nocturnos del duelo, también es muy común soñar con la ex pareja. Muchas personas se obsesionan con el significado de estos sueños. En realidad, es complicar innecesariamente lo que ya de por sí resulta bastante complicado. Una ruptura es una situación de estrés emocional agudo, que entre otras cosas, se libera llorando, hablando y soñando. Los sueños en estos casos pertenecen al mismo orden que los sueños en los que nunca consigues llegar a un examen importante, o en los que entras desnudo en tu primer día de oficina, por poner ejemplos de paseos oníricos suscitados por ansiedades diversas.

Los sueños más comunes son:

  • Encontrarte con tu ex y su nueva pareja.
  • Revivir la ruptura.
  • Reconciliación.
  • Soñar haciendo el amor con la ex pareja.
  • Soñar con el inicio de la relación.

La vividez de estos sueños suele ser muy intensa y dolorosa, incluso dándonos la impresión de que hemos retrocedido al inicio de la ruptura. No es así. Estamos viviendo un proceso integral en el que intervienen tanto nuestra mente, como nuestro cuerpo: lo que significa que durante la recuperación, podemos experimentar dolores físicos, psíquicos y hasta oníricos, en respuesta al constante bombardeo emocional que estamos experimentando.

No existe o al menos, yo no conozco la manera de evitar estos sueños: podemos no obstante como considerarlos un paso más del proceso de sanación. En efecto, los sueños con el tiempo y a medida que vamos reconstruyendo nuestra vida, se van espaciando hasta desaparecer casi del todo. ¿Por qué casi? Es muy posible que aún soñemos en alguna ocasión con este mismo ex incluso años después de haber superado la ruptura. Esto responde al hecho de que no existe el duelo perfecto, sino una serie de evaluaciones continuas emocionales que nos siguen liberando de restos y reminiscencias que quedan en el fondo del subconsciente.

Algo que a fin de cuentas nos demuestra lo que ya sospechábamos: que la vida no tiene más principio ni más fin que el nacimiento y la muerte y nada de todo lo demás está escrito. Ni siquiera aquí ;)