Una nueva droga acecha en Sudáfrica, y pone en jaque los esfuerzos del país en su particular batalla contra el sida, un virus que afecta al 17% de la población sudafricana. Conocida como 'whoonga', la sustancia es relativamente nueva en el mercado y se elabora a partir de antirretrovirales, poniendo a los seropositivos sudafricanos en el punto de mira ante la amenaza de atraco o extorsión por parte de los drogadictos.
El 'whoonga' se fuma, es relativamente barato y provoca una adicción inmediata, según explican los expertos de una sustancia que se vende a dos euros la dosis, un precio relativamente barato comparado con el coste de otras drogas duras. Además de elementos químicos que se encuentran en antirretrovirales como Efavirenz o Stocrin, el 'whoonga' contiene detergente, veneno para ratas y cannabis, dependiendo de la receta, y en apenas unos años ha pasado de estar localizada en ciudades de la costa sudafricana a encontrarse en las principales urbes del país, según afirman fuentes conocedoras de la materia.
En declaraciones a ELMUNDO.ES, Vish Naidoo, portavoz de la agencia nacional de policía de Sudáfrica, asegura que el problema está "bajo control" y que el uso de la sustancia se localiza sobre todo en dos áreas. Dos zonas que el responsable de seguridad prefiere no mencionar, para evitar que las comunidades locales acusen a las fuerzas de seguridad de levantar miedo y crear inseguridad de forma gratuita. Las mismas fuentes aclaran a este periódico que el problema de la 'whoonga' es "menos importante" que el del cannabis, el estupefaciente más extendido en el país africano con consecuencias "menos severas".
Las secuelas del 'whoonga' -que empieza provocando fuertes dolores abdominales- las conoce de cerca Thokozani Sokhulu, que con tan solo 28 años es el director del 'Proyecto Whoonga', un programa que ayuda a la rehabilitación y reinserción de los adictos en la región de Kwatabeka, en la provincia de KwaZulu-Natal. "El principal problema es el desempleo. Los jóvenes pasan todo el día en la calle, sin hacer nada. Y es ahí cuando se enganchan", asegura Sokhulu en conversación telefónica con este periódico. El programa de rehabilitación empezó hace ahora un año, pero ahora sufre las sequía de fondos y la inacción del Gobierno sudafricano, con mayores problemas en su lista de prioridades. Medio centenar de adictos han salido del túnel de la droga gracias a la organización que lucha contra las secuelas de una droga casera y desconocida, según Sokhulu.
Fuentes conocedoras del tema indican que los mayores riesgos los sufren los seropositivos al abandonar las clínicas con los antirretrovirales, que adquieren de forma gratuita, o los propios centros sanitarios, que son objetivo de los asaltos de los adictos. Las autoridades sudafricanas han constatado incluso que algunos adictos al 'whoonga' se han infectado con el VIH a conciencia con el objetivo de obtener los antirretrovirales de forma legal y gratuita.
El cóctel explosivo en el que se ha convertido el 'whoonga' lleva matando gente desde 2005, si bien en Proyecto Whoonga no sabrían decir una cifra total de afectados, más allá del "extendido uso" de esta droga, que no parece haber cruzado las fronteras sudafricanas.
El proyecto ofrece ayuda psicológica para la rehabilitación y, lo que es más importante según Thokozani, un programa de actividades que mantiene "ocupados" a los afectados y además les aporta "herramientas" para su futuro profesional. Lavado de coches y reciclaje de la basura son algunas de las actividades que ayudan a los drogadictos a tener un futuro después de la droga.
El 'whoonga' supone un importante revés en la lucha contra el virus del VIH en el país con mayor número de infectados del mundo y donde además existe una gran mitología en torno al virus, cuya infección se previene, según el presidente del país, Jacob Zuma, tomando una ducha después de haber mantenido relaciones sexuales de riesgo. Según la ONU, 5,7 millones de un total de 49 millones de sudafricanos están infectados con el virus del sida.
**Publicado en "El Mundo"