"Suicidarse es subirse en marcha a un coche fúnebre" Enrique Jardiel Poncela
Free Fall o Caída Libre de Georgy Palfi, es una de esas obras inclasificables, no sólo por la serie de pequeñas historias unidas por el humor negro del director húngaro, sino por ese ambiente absurdo que se vislumbra de los primeros minutos, igualmente por que sigue manteniendo la libertad creativa y visual, que son esenciales en su estilo y forma. Del húngaro ya conocíamos un par de películas, en la que su visión del mundo, no sólo se decanta por un humor negro y cierta crítica a la sociedad moderna apostándole a cierta experimentación visual como vimos en Final Cut y Taxidermia.
La fotografía y montaje que parecen salidas de un videoclip o mejor de la música de Amon Tobin, que hace la banda sonora, no sólo se ajustan al toro surreal de la obra, sino que juega con esa perspectiva meta narrativa, posmoderna y excesiva de la que nos ha hecho presente este director; aunque evidentemente no estamos hablando de una película feliz o iluminada en el contexto visual o narrativo, la fotografía se va haciendo cada vez más oscura, tendiendo hacía los colores fríos, y a una cámara que emula de la mejor manera la demencia y frenetismo de la obra.
Frente a las actuaciones, cómo estamos ante una película coral y por ende, lo son las actuaciones, los personajes son diversos como las historias; eso sí, hay un eje principa, que es la actuación de Piroska Molnar, que ya había trabajado con el director húngaro.
Aunque no puedo decir que sea la película que más me ha gustado de Palfy, ya que algunas historias fallan en su intención, como conjunto es un trabajo importante o por lo menos interesante de visualizar, tanto por las historias que se están contando como por el absurdo de la misma, de todas maneras hay historia son bastante sólidas y efectivas en su narración y estilo visual, pero tal vez se echa de menos la radicalidad de una película como Taxidermia o una conjunción más impactante en el conjunto cinematográfico; de todas maneras es una película que vale la pena ver por el absurdo humor negro, la música de Amon Tobin y el estilo del cineasta húngaro.
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Montaje Paralelo: Película Coral - Surrealismo