Las curas termales pueden convertirse en algo muy efectivo para quienes deseen perder peso. Estas terapias ponen a disposición de los clientes un gran número de especialistas (médicos, nutricionistas, masajistas…) en un mismo lugar. El adelgazamiento terapéutico es una solución eficaz para algunas personas con exceso de peso.
La lucha contra el sobrepeso es una batalla diaria para las personas que se ven afectadas por este mal, así como un compromiso para el médico que debe convencernos de que el método propuesto puede ser realmente eficaz.
El especialista debe realizar un seguimiento minucioso de nuestro tratamiento y evolución para que no nos desanimemos y mantengamos durante un mínimo de tiempo la terapia impuesta para perder peso.
En colaboración con el paciente, el especialista debe encontrar los trucos y astucias para que las personas que se sometan a tratamiento coman cinco piezas de fruta y verdura al día. El objetivo es que se resistan a comer a deshora, practiquen alguna actividad física, y sean rigurosos en la elección de alimentos que se pueden tomar.
Se trata de un verdadero entrenamiento o terapia, parecido al que debe seguir el fumador que quiere dejar el tabaco.
La cura termal es muy interesante para perder peso, puesto que se enmarca dentro de un perfecto organigrama terapéutico general para llevar a cabo un entrenamiento disciplinado. Es una cuestión de salud y belleza al mismo tiempo.
Tras responder a una encuesta, y a una serie de preguntas relacionadas con la historia de la obesidad personal, se establece un programa personalizado con objetivos precisos y accesibles para los pacientes.
Durante las tres semanas que dura el tratamiento, el paciente recibe a diario una serie de consejos por parte de un dietista, ciertos cuidados termales, y todo ello en un marco propicio para estimular el seguimiento hasta el final.
La pérdida de peso está garantizada, y las ayudas para conseguirlo son enormes. La primera de todas es la ayuda psicológica, puesto que el paciente se encuentra en un ambiento idóneo para someterse al tratamiento, sin sentir la vergüenza de que otros se están fijando en él.
Por otro lado, al acudir a un espacio para la cura, se puede romper con el entorno cotidiano que es el que suele favorecer los desajustes alimenticios y los malos hábitos en las comidas.