Lavamos los champiñones, los cortamos en tiras y los dejamos con el limón. Pasado un buen rato, después de escurrirlos bien, los salpimentamos y los echamos a la sartén con la mantequilla y dos cucharadas de nata. Siempre les queda un poco de agua, y es mejor. Tapamos la sartén y dejamos que cuezan a fuego moderado durante 10 minutos.
Mientras se cuecen, trabajamos la harina con la mantequilla, la sal y 8 cucharadas de agua fría. Trabajamos bien con la masa y la dejamos reposar durante 15 minutos.
Extendemos la masa en una lámina delgada; hacemos un primer rectángulo o círculo que cubra el fondo y las paredes de un molde, y un segundo círculo o rectángulo del tamaño del fondo del molde, que lo cubra. Vertemos los champiñones, ya preparados.
En un recipiente batimos los huevos con sal y pimienta, y añadimos la nata restante. Lo vertemos todo sobre el molde y lo cubrimos con el segundo círculo o rectángulo de pasta, replegando los bordes y formando un cordón por todo alrededor. Pinchamos un poco la tapa superior para que no explote en el horno.
Lo metemos en el horno durante media hora a 200º. Cuando acabe, esperamos 5 minutos y ya la podemos comer, aunque también está muy rica si se deja enfriar completamente.