Todavía no había tenido oportunidad de preparar una tarta que llevara queso, Elena es una profesional en este campo, tenemos ya unas cuantas en La cajita, así que ahora me tocaba a mí.
La preparé como postre fresco para una comida con mis padres que les encanta la fresa y le dí el toque delicado del mosaico de chocolate que con paciencia y sin prisa puse uno a uno... me imaginé el trabajo de los albañiles de Lisboa para construir "todas" las aceras de las calles de esta bonita y curiosa ciudad portuguesa.
Ingredientes:
Preparación:
Precalentamos el horno a 200º. Batimos los huevos primero y el azúcar, la mantequilla derretida y el yogurt después.
Vertemos la mezcla en un bol amplio, tamizamos la harina con la levadura y con unas varillas mezclamos cada tanda.
Engrasamos el molde adecuado y vertemos la masa, horneamos al menos 20 minutos.
Una vez listo enfriamos y desmoldamos. Reservamos.
En el mismo molde prepararemos la capa de queso.
Ponemos a hidratar 3 hojas de gelatina en agua fría y mientras en un cazo derretimos a fuego medio el queso junto con un chorrito de leche. Le añadimos la gelatina y vertemos en el molde previamente engrasado.
Metemos a cuajar el frigorífico al menos 6 horas.
Montamos sobre el bizcocho...
... y procedemos a decorar con el mosaico de chocolate...
Derretimos la cobertura al microondas y cuidadosamente con una brocha vamos pintando el borde del bizcocho y colocando el mosaico de chocolate.
Extendemos la mermelada de fresa por toda la superficie y con ayuda de un molde redondo ponemos mas mosaico de chocolate en el centro.
¿Habéis visto que bonita mesa?
Fijaos bien en el detalle del mosaico...
... y el círculo central... crujiente!!!
Y así viajó a la comida con mis padres, me gusta envolver hasta el último detalle aunque no sea una tarta para regalar...
¡¡Esperar!! No os la comáis toda que tengo que sacar una foto del corte para el blog... jeje...