¡¡¡Qué verano tan genial!!! Por un lado, el fresquito de estos últimos días me ha dado la vida. Es divino. Además, echando la vista hacia atrás, tampoco me puedo quejar mucho, ya que a lo largo de los últimos dos meses, han sido contados los días que hemos sufrido un calor infernal. Y por suerte, a las alturas en las que estamos, por mucho que suban las temperaturas, por aquí (creo y espero) podemos decir definitivamente bye, bye, calorazo.
Por otra parte, en lo que al trabajo se refiere, está siendo aún más fantástico. Muchísimos encargos. De hecho, apenas he visto reducido el número de pedidos con respecto al resto del año. Así que no puedo estar más que agradecida y felicísima por la confianza de los clientes. ¡¡Gracias infinitas a todos, de verdad!! Está siendo fabuloso.
Así que, entre el fresquete y que estoy de un humor estupendo, me apetece muchísimo más pasarme por aquí a dejaros recetitas ricas de las que vamos preparando en casa. Y es que desde que he retomado el blog, hemos vuelto a comer más variado. Es una motivación para probar elaboraciones nuevas y/o comprar otros ingredientes que se salen de lo corriente para cocinar. Estoy segura de que si en casa el tema comidas dependiera únicamente de mí y no tuviera este espacio de recetas, casi todos los días comería lo mismo y cocinaría lo mínimo. Es más, dudo mucho de que llegara siquiera a encender la vitrocerámica. Así que precisamente por haber retomado las publicaciones del blog, encuentro y pruebo recetillas tan originales, ricas y saludables como la que hoy comparto con vosotros: una tarta salada en la que el protagonista es el aguacate.
- 250g de harina
- 150g de mantequilla, fría, cortada en dados
- 40mL de agua fría
- Sal
- 3 aguacates pequeños
- 4 huevos M
- 200g de queso fresco, tipo Burgos, desmenuzado con un tenedor
- 1/2 tomate, cortado en cuartos, y cada cuarto en mitades
- El zumo de medio limón
- Sal
- Pimienta
- Un puñadito de rúcula
- Mezclamos la harina con la sal en un cuenco amplio. Añadimos la mantequilla fría, y con las manos, vamos mezclándolo todo hasta obtener una mezcla similar a la de unas migas gruesas. Vertemos el agua, y mezclamos hasta que se incorpore por toda la masa. Cubrimos la masa con film y la dejamos enfriar unos 20-30 minutos en el frigorífico.
- Mientras tanto, precalentamos el horno a 170ºC. Por otra parte, engrasamos un molde de tartaleta con el fondo desmontable, y cubrimos su base con papel vegetal. Cuando la masa esté fría, la estiramos (no muy fina) con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada. Cubrimos con ella el molde (nos sobrará masa como para otra tartaleta mini), pinchamos varias veces el fondo con un tenedor, y horneamos 15 minutos a 170ºC.
- Mientras la tartaleta se cuece ligeramente en el horno, elaboramos el relleno. Para ello, pelamos los aguacates, les retiramos el hueso, y cortamos la pulpa en dados. Los colocamos dentro de un pequeño bol, y los rociamos con todo el zumo de limón.
- Por otro lado, cascamos los huevos dentro de un cuenco amplio, y agregamos dentro una tercera parte de los dados de aguacate. Salpimentamos y trituramos con ayuda de una túrmix. Vertemos esta mezcla sobre la base horneada, añadimos el queso desmenuzado, los dados de aguacate restantes y los trocitos de tomate. Por último, repartimos unas hojitas de rúcula sobre el relleno.
- Horneamos 35 minutos a 160ºC. Dejamos enfriar antes de desmoldar. Para comerla, está estupenda a temperatura ambiente, pero como a mí me gusta más es calentita. Para ello, os recomiendo meter las raciones durante unos 5 minutitos en el horno antes de servir. La masa recuperará el punto crunchy, y el relleno estará aún más deli.