Un impacto que te cambia. Un impacto que cambia tu vida. Pequeño o grande, deja impacto. La vida es un afecto, ¡qué palabras más verdaderas! Y como todo impacto, necesita de reflexión y movimiento.
Tomaste mi lugar, cargaste Tú mi cruz. Tu vida diste ahí, y ahora libre soy. Jesús te adoro por lo que hiciste en mí.
Cuando leí el lema de Impacto supe que iban a ser unos días especiales. Eres más de lo que piensas. Venía de días intensos de trabajo y de adelantarme al futuro perdiendo casi la paz. Cuando ponemos nuestro valor en lo que hacemos, tenemos el riesgo de olvidar quiénes somos y no creer que somos más de lo que pensamos. Así llegué, con ganas de descubrirme y abrirme al mundo. Con necesidad de conectar con Dios y reavivar mi corazón embotado por el ir y venir de la vida.
Cuando enemigo fui Tu amor luchó por mí. Cuando indigno fui pagaste el precio por mí. No hay sombra que no alumbres, monte que no escales para encontrarme a mí. No hay pared que no derrumbes, cadena que no rompas para encontrarme a mí.
Había dentro de mí un anhelo por conocer y llenarme de una experiencia en todos los sentidos. Tenía hambre de comunidad y de compartir la fe con gente joven. No es fácil vivir esto hoy en día cuando muchos nos escondemos o sentimos vergüenza por lo que creemos y vivimos. Si sé que hay más gente que ha vivido un encuentro con Dios y está dispuesta a que éste se refleje en su vida, ¡nada temo, me lleno de valentía y doy la cara con alegría! Esto último resonó fuertemente dentro de mí estos cuatro días. Conocí una comunidad acogedora y servicial. Las personas que encontré en Fe y Vida fueron las primeras que dejaron un impacto en mi corazón. ¡Me hicieron sentir como en casa!
Sé mi viento al navegar, mi ancla en tempestad. Rey de mi corazón, sé el fuego en mi interior. Y el eco en mi vivir, Él es mi canción. Tú no me dejarás, no me dejarás caer.
Conversación tras conversación, unos y otros, mostrándose auténticos delante de mí. ¡Qué sed de gente sencilla! ¡Qué necesidad de vivir así! Hubo momentos que marcaron mi primera experiencia en un Impacto. La vida no tiene sentido ni las relaciones personales si no se comparte. Y se pueden compartir muchas cosas: experiencias, anécdotas, caminos en la vida, heridas, sufrimientos y victorias con y sin Dios. ¡La conversión es lo más atractivo a mis ojos! El cambio de vida. El cambio de perspectiva. El cambio de mirada. El cambio del rencor u odio a la misericordia del corazón. ¿No es asombroso?
Con tu paz me abrazas, me rodeas con tu gracia. Tu amor me inundó. Me acerco a ti, te abro mi corazón. Mi vida tuya es, ya no hay temor. Me refugio en tu presencia, me cautiva tu belleza. Quiero estar dónde Tú estás. Profundo amor que lava mi interior. Escucha mi clamor, te necesito Dios. Cantaré, ,mi voz levantaré. Jesús te buscaré, tu rostro quiero ver.
Los testimonios despiertan a un alma aletargada, a una conciencia dormida y a una voluntad oxidada. ¡El testimonio pone en movimiento! Y si no, que se lo digan a mi alma, conciencia y voluntad estos días. Entre testimonios y enseñanzas en forma de talleres y charlas, todo aquello se zarandeó para impactar en mi vida y darme cuenta de que nuestra vida no está hecha para la comodidad. ¡Cuánta gente herida y sin sentido de su vida nos espera y necesita! Y yo misma, ¡cuánto anhelo una compañía de carne y hueso que me recuerde que mi vida es una historia de amor entre Dios y yo! Y si lo queréis menos bucólico: ¡que me recuerde que mi vida es valiosa y tiene una misión!
En ti confiaré, tu promesa sigue en pie. Tú eres fiel, confiado andaré. En tus manos estaré, siempre has sido fiel. Yo sé que tú, mueves montañas. Yo creo en ti, sé que lo harás otra vez. Abriste el mar, en el desierto. Yo creo en ti, sé que lo harás otra vez.
¿Cómo se llena un corazón? ¿Cómo despertar a un alma adormecida? ¿Cómo avivar la voluntad? ¿Cómo conectar con la Vida? ¿Y cómo comenzar una relación con Dios? Desconozco cuán importante es la música para vosotros, en mi caso tiene un peso importante. Es, a través de ella (además de las personas), como conecto y vibro por y con la vida. La música despierta mi emoción más escondida y la conecta conmigo. ¿Qué sucede si uno la música a Dios? Una experiencia en todos los sentidos. ¡Justo lo que yo andaba buscando! La alabanza a Dios por medio de la música y letras que sólo tienen palabras de agradecimiento y alegría. ¿Y qué sucede si cierro los ojos? Un encuentro. Se difumina todo lo de mi alrededor y pasa a un segundo plano. Ahora estamos sólo Él y yo. No hace falta nada ni nadie más. Y ahí se produce la oración, esa conversación con quien sabemos nos ama. Un encuentro que no se puede comparar a otros. No me deja indiferente, sino que me lanza a encontrarme con los demás para compartir la vida y abrir nuevos horizontes.
Al adorar sé bienvenido, que al cantar puedas ver, aquí estamos para ti. Sé bienvenido aquí, Dios de poder y amor. Que todo corazón despierte al adorar. Dios de poder y amor, sé bienvenido aquí.
No estamos hechos para la soledad sino para la comunión. Y sólo puede haber comunión estando en relación unos con otros. Abriendo el corazón, acogiendo la vida del otro y dando la propia vida. IMPACTO es sólo un reflejo de la relación que quiere tener Dios con nosotros y lo que quiere que vivamos unos con otros. Pero es un reflejo con luz propia y auténtica que no pasa desapercibida e invita a dejarse ver a través de ella. Sí, eres más de lo que piensas. Sí, soy más de lo que pienso. Sí, somos más de lo que pensamos. Entonces, ¿a qué esperamos? Un impacto lleva a realizar un movimiento. ¿Cuál va a ser el tuyo? ¿Y el mío?