En el interior de una iglesia, vemos como Diego (Quim Gutiérrez) explica entre lágrimas a los invitados de su propia boda, el por qué su novia no está en el altar junto a él. Así es
Daniel Sánchez Arévalo es un gran director de cine y en pocos años se ha convertido en uno de mis favoritos. Si repasamos su filmografía, podríamos encuadrar sus pelícuñas como Dramedias o Codramas, esto es, una de cal y otra de arena. La vida misma. Pero si hay una película que verdaderamente me impresiona de Sánchez Arévalo, que me hace reír como ninguna y que tiene un reparto que congenia a la perfección, esa es Primos.
como empieza, esta graciosísima historia que tiene como trío protagonista a los primos Diego, Julián y José Miguel (Quim Gutiérrez, Raul Arévalo y Adrián Lastra, respectivamente). El primero es un hombre excesivamente sentimental que no sabe vivir sin una mujer a su lado, el segundo un mujeriego que en el fondo solo busca que le quieran y el tercero, un ex- soldado herido en Afganistán con más traumas que días tiene un año. Diego, despechado por el plantón de su boda decide, instigado por sus primos, que lo mejor es volverse a su pueblo de los veranos, Comillas, y recuperar a su amor de la infancia: Martina Martín Martín. Pero además de encontrarse a Martina (Inma Cuesta), se encontrarán con el hijo de esta, un antiguo amigo que pasa por un mal momento, con sus recuerdos y descubrirán cosas de sí mismos que desconocían. En definitiva, un viaje a los recuerdos que no hará más que desordenar sus vidas a ritmo de los Backstreet Primos. La mejor escena: sin duda, la conversación inicial en la iglesia entre los tres primos. ¿Por qué la recomiendo?: porque después de verla creerás que tienes los cojoncillos como el caballo del espartero, te obsesionarás con que alguien de tu familia tenga el síndrome de Munchausen, entenderás la dimensión de lo que es pre querer a alguien y no podrás quitarte esta canción de la cabeza: