El temor a hablar con personas nuevas o que conocemos poco afecta a los hombres y mujeres por igual y les impide o dificulta hablar con desconocid@s, más aún si los encuentran atractiv@s, cuando no hay ninguna barrera externa que se lo impida.
Algunos síntomas de se pueden experimentar son taquicardia, sudores, sonrojamiento, nervios, etc. Esta ansiedad de aproximación proviene del miedo a ser rechazados, no de la interacción con otras personas, normalmente. Evolutivamente hablando, el miedo es bueno porque sirve como mecanismo de defensa ante situaciones de estrés: es una sensación desagradable que experimentamos cuando estamos ante algún peligro, y nos hace ponernos alerta para ser más capaces de enfrentarlo o huir.
Sin embargo, muchos miedos no son reales ni útiles, sino procesos atávicos que ya no tienen sentido en nuestra época. Otros son en realidad temores que hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida, aprendidos de familiares, amigos, profesores o de malas experiencias. Estos miedos conforman nuestras creencias limitantes, y se traducen en que evites determinadas situaciones en la vida, o que las afrontes con angustia en el mejor de los casos. Por ello es crucial comprender que hay una diferencia entre la realidad y nuestra interpretación de la realidad. La realidad es una sola, objetiva, para todo el mundo. Pero la interpretación de la realidad es diferente para cada persona, en función de sus creencias y de su situación. Es por ello que dos personas pueden reaccionar de forma totalmente distinta ante una misma eventualidad. Por ejemplo, un día lluvioso es desafortunado para un excursionista, pero una bendición para un agricultor.
Para combatir la ansiedad de aproximación, debemos reformular nuestra interpretación de la realidad, eliminando nuestras creencias limitantes. Consejos:
1. Cree en ti. ¿Conoces realmente tus límites? La mayoría tendemos a pensar que algo es imposible para nosotros cuando sencillamente no sabemos hacerlo o hay que trabajar duro para conseguirlo. Muchas veces esa creencia de que es imposible nos hace reaccionar con pasividad, rindiéndonos y renunciando antes de intentarlo de verdad siquiera. La mayoría de las cosas que merecen la pena en la vida hay que trabajárselas. Siempre estaremos a tiempo de descubrir que no somos capaces de algo, pero de entrada es crucial que creamos en nosotros mismos y en que lo vamos a conseguir. Creer es crear. Cuando realmente crees que eres capaz de algo, toda tu actitud, toda tu percepción, todo tu potencial se ponen en marcha y juegan a tu favor para lograrlo. “Tanto si crees que puedes conseguirlo como si no, estás en lo cierto” Henry Ford.
2. Háblate bien. Escoge bien las palabras que usas para expresar tus competencias. No es lo mismo decir “No sirvo” o “Soy incapaz” que ”De momento no sé cómo” o “Todavía no he aprendido”. Puede parecer una matización sin importancia, pero las palabras transmiten una actitud totalmente diferente sobre ti, tanto a ti mismo como a los que te rodean.
3. Mereces lo mejor. En ocasiones no nos sentimos dignos de conseguir algún logro. Pero, ¿porqué? ¿Quién establece las reglas sobre qué merece cada uno? Por el mero hecho de existir, te mereces todo lo bueno que te pueda pasar, tanto si trabajas muy duro para conseguirlo como si no, siempre y cuando no sea a costa de otro. A esta vida se ha venido a disfrutar. El final es el mismo para todos, lo que cambia es el viaje, de modo que debes tratar de hacer aquello que te haga feliz sin dañar a los demás. Y todo lo positivo que consigas, ya sea por suerte o ganándotelo, es tuyo y te lo mereces.
4. No te sobreexijas. Esta sociedad tan competitiva nos inculca desde pequeños que si hacemos algo hemos de hacerlo bien. Esto genera mucha frustración y miedo al fracaso, ya que nos sentimos presionados a triunfar en aquello que intentamos. Y generalmente, cuando probamos algo y no nos sale bien, nos sentimos mal y tendemos a abandonarlo. ¿No es curioso que de pequeños todos los niños dibujen y pinten pero de mayores sólo los artistas y pintores lo hagan? ¿Es realmente necesario que todo lo que hagamos lo hagamos bien? En realidad, no. Si dibujar te divierte, aunque lo hagas mal, no deberías dejar de hacerlo. Deja de exigirte un determinado resultado. Prueba, practica, aprende. Sin presiones. Lo importante es no rendirse, divertirse, y así mejorarás poco a poco.
5. Actúa. Si haces aquello que has hecho siempre, seguirás obteniendo los mismos resultados. Hay que esforzarse, aunque sea un poco, probar cosas nuevas, arriesgarse, salir de tu zona de confort. Puedes adoptar una actitud pasiva, en la que esperas a que las cosas sucedan, y en la que difícilmente pasará nada interesante, o ser tú el dueño de tu destino, emprender acción y lograr que aquello que deseas ocurra.
Antoni Martínez. Psicólogo en Valencia y online. Tel: 616 19 92 11