A mi abuelo paterno le debo la mía de médico, aunque a veces pienso que quizá deba decirlo de otro modo: él tuvo la culpa... Aún recuerdo como en años anteriores me sentaba sobre sus rodillas diciéndome: -. Hijo mío: tú tienes que ser médico!... Y es que un médico es alguien muy importante!... -. ¿? -. Sí, verás... Si un médico le dijese a Franco que está enfermo y tiene que guardar cama: Franco tendría que guardar cama, sin más remedio!
Y claro, con tales afirmaciones y en tal contexto la figura del médico no dejaba de crecer, día a día, en la inmadurez de mi tan influenciable como sorprendida consideración...
Que lejos estaba mi abuelo, que lejos su visión, y por tanto la mía, del actual perfil de esta profesión de la que puede decirse que cambió todo, todo menos la bata...