Tener las cosas claras no es suficiente (la sinfonía de aquellos años)

Por Gonzalo

Enfrentamientos. Confrontación ideológica. Inevitables ruidos. Cuando no el sucio alboroto de otros metiendo la mano y rasgando en lo interno. El estrépito, la barahúnda. Aquel zumbido.

Pero también sonó una melodía en la IU de los años noventa. Mirando aquel corpus teórico y práctico, alguien dirá: “Aquellos tenían las ideas claras” ¿O qué?

En aquella época hubo visiones de futuro que cuestionaban cosas. Por ejemplo, voy a citar algunos casos que muestran cómo se tocó el punto sensible. Cuando planteamos la reducción de la jornada laboral a las 35 horas semanales, que recogimos 750.000 firmas en una Iniciativa Legislativa Popular (ILP), y es curioso, solo tuvimos el apoyo sindical de  CGT USO. 

elpais.com/diario/1998/12/15/economia/913676410_850215.html

Entonces aprendí una cosa (el otro día se lo dije a USO, pues estuve en la sede de USO en Madrid dando una conferencia). Les dije: “No, no, yo no tengo sindicato”. Porque ese es un tremendo error nuestro hoy en día -y esto lo quiero subrayar-, seguir diciendo que el sindicato este o el otro son de este o aquel partido o que debemos tener un sindicato como referencia permanente. Falta libertad creadora. Seguidismo a la inercia. Encadenados al pasado. Todo lo que nunca he querido ser.

Hablar de la reducción de la jornada de trabajo fue situar en escena el auténtico debate. Porque tú no podías decir que todo consiste en que se pongan más trabajadores, y sin tener otras medidas. Había que hablar del salario directo, del indirecto, el diferido. Y ese es el debate de la izquierda. Guste o no. Porque ya no hay trabajo para ocho horas. O el trabajo se reparte, o no hay solución al paro.

www.mundoobrero.es/pl.php?id=1435

Segundo debate: yo he cosechado carcajadas cuando nos dio en un tiempo por plantear una ley contra la obsolescencia programada, pues nos situaba en el meollo de la sociedad de consumo. Los bienes que se producen tienen una fecha de caducidad que podía ser derivada a años más tarde. Hay lámparas que pueden funcionar cien años, hay planchas que pueden planchar mucha más ropa, y así un largo etcétera. Pero lo hacen para que se compren más productos, para hacer más negocio. Esto es absurdo. ¿Habrá algo más irracional en el capitalismo que esto? ¿Quién se atrevió a decir todo esto? Pues IU con la obsolescencia programada.

¿Y quién habló por primera vez a favor de que en España se suprimiera el servicio militar? Izquierda Unida. El PP lo aprobó, pero fue IU quien habló por primera vez de ello. ¿Quien planteó un Ejército profesional, sin servicio militar obligatorio? ¿Quien planteó un Plan Energético Alternativo con el concepto revolucionario del negawatio?… Esas son las propuestas revolucionarias que cambian las bases de comportamiento, de consumo y de producción de la gente.

es.wikipedia.org/wiki/Negavatio

Me dicen “soñador”, “utópico”,”eso no se puede hacer”…. Y yo siempre digo lo mismo: “Están ustedes equivocados, la utopía es técnicamente posible”. Y esto es algo que la historia de las utopías confirma. Todos los dirigentes somos combatientes intelectuales. Somos combatientes contra los otros combatientes que todos los días hacen exhibición de su fuerza en las tertulias, en los discursos políticos, en las editoriales, en los medios.

¿Podemos asumir esos valores sin más, sin darles respuesta? ¿Cómo puede un dirigente político de la izquierda no entrar en ese combate?

FUENTE: CONTRA LA CEGUERA , Cuarenta años luchando por la utopía  (JULIO ANGUITA, JULIO FLOR)