Para Tales de Mileto (h. 639 ó 624- h.547/6 a.C.). Este principio es el agua, el se sustenta en que el agua se encuentra en las plantas y los animales y en el hecho de que el agua es una sustancia bastante mudable.
El agua es el elemento que generalmente se asocia con el comienzo de la vida. Si bien muchas culturas no hablaban de un dios del agua como tal, hay mención de un dios de la lluvia o un dios del mar. En el caso de Mesoamérica, se veneraban múltiples dioses de la lluvia como Tláloc, conocido como Chaac entre los mayas o como Tajín para los totonacas.
El aire o el viento tuvo fuerte influencia en las creencias de Mesoamérica, siendo la deidad del viento más conocida Ehécatl o Quetzalcoatl. Se habla también de los Ehecatotontli, pequeños dioses que regían los vientos del Norte, Sur, Este y Oeste.
Heráclito (540-475 a. C) Afirmó que la realidad es cambio constante por esto la sustancia primordial es el fuego o una llama crece o vacila pero siempre es fuego, para el en este incesante cambio y en esa constante identidad, la materia revelaba su unidad esencial.
Empédocles. Agregó al agua, el aire y el fuego, la tierra combinándolo todo en una teoría de los 4 elementos o raíces. Para explicar como a partir de estas 4 raíces se forman todas las cosas.
Empédocles añade 2 principios fundamentales llamados el amor y el odio. En el cual suceden 4 periodos en el movimiento del mundo:
1) La esfera mezclada
2) El odio da comienzo a la separación de los elementos
3) El dominio del odio que lo separó todo
4) Vuelve el amor y comienza las cosas a unirse de nuevo.
Este ciclo se repite constantemente y a través de el se ha formado todo cuanto existe.
Finalmente Aristóteles, hombre prominente de su tiempo concedió su favor a la teoría de Empédocles y la perfeccionó, afirmando que cada uno de los 4 elementos posee 2 de las siguientes características: Seco, húmedo, frío, caliente, entonces la tierra es fría y seca, el agua fría y húmeda, el aire húmedo y caliente, el fuego caliente y seco, el aire se opone a la tierra y el fuego al agua, además ninguno de ellos es inmutable sino que al adquirir otras características puede cambiar.
En la cultura Oriental, algunas doctrinas como el hinduismo consideraron un quinto elemento: el éter, un elemento invisible que llenaba el espacio. En tradiciones japonesas el quinto elemento era denominado como el "vacío", mientras que en la China se incluía como elementos al metal y a la madera, descartando al aire como parte del grupo.