Investigadores de la Universidad de Indiana desarrollaron una
herramienta que podría cambiar la forma
en que los niños autistas aprenden y se comunican, usando la automotivación, en
lugar de señas y comandos externos. A
los niños se les expuso a los
medios de comunicación, con vídeos de ellos mismos, dibujos de animales y
videoclip de sus programas de televisión favoritos. Los niños aprendieron a
comunicar lo que querían con un movimiento simple y cada vez que
una región en el espacio de un medio de comunicación que les gustaba, esta
era interminable. Exploraban aleatoriamente sus alrededores, buscaban en el
espacio ese punto de forma sistemática. Una vez que ven una conexión de causa y
efecto, se mueven deliberadamente. La acción se convierte en un comportamiento
intencional. Los investigadores encontraron que de los 25 niños en el estudio,
la mayoría de los cuales no utilizaba el lengua verbal, aprendió de forma
espontánea a elegir sus medios de comunicación favoritos y conservaron ese
conocimiento con el tiempo. Los niños aprendieron independientemente que podían
controlar su cuerpo para transmitir y conseguir lo que quieren. Los niños buscaron
ellos mismos su punto mágico. Las formas tradicionales de terapia, que ponen
más énfasis en el comportamiento socialmente aceptable, en realidad pueden
obstaculizar a los niños con autismo por tratarse de mecanismos desalentadores
que han desarrollado para hacer frente a sus diferencias sensoriales y motoras,
que varían mucho de un individuo a otro.