Una de las consultas, de una familia, tenía que ver con el tratamiento del asma bronquial con flores de Bach. La otra consulta era de un medio de comunicación, interesados en conocer una opinión sobre MMS, siglas en inglés de un supuesto “Suplemento Mineral Milagroso“.
El cuerpo me pide despachar ambas consultas con un tajante: es un cuento chino. Pero tengo mucho respeto por la China, sus cuentos y, por descontado, a la Medicina Tradicional China. Por eso recurro al vocabulario castellano, no menos preciso: patrañas.
Y lamentablemente. La historia de las flores de Bach está rodeada de una aureola de benignidad primaveral, amable y sugerente. Pero nadie ha demostrado su eficacia de forma contrastada. El MMS es pura lejía (iba a decir “puta” lejía y sólo me contienen los paréntesis) promovida por un orate australiano como la panacea para todos los males. Y es potencialmente tóxico. Que mi amiga y colega Teresa Forcades la defienda, no me anima a cambiar mi criterio.
El principal problema de las Medicinas llamadas Alternativas es que, como mucho, se trata de “Terapias” alternativas, que obvian la trascendencia del diagnóstico y las precisiones conceptuales que le deben acompañar. Lo más frecuente es que se ocupen de los aspectos sintomáticos de los padecimientos, sin entrar en la descripción de las enfermedades de forma completa.
De ahí que entendemos que mientras se mantengan en el ámbito de las Terapias complementarias no es preciso entrar en grandes discusiones. La biomedicina no tiene todas las respuestas y de eso debemos ser muy conscientes. Pero cuando se proponen como alternativa, en lugar de, a cambio de, etc. y, especialmente cuando se trata de los padecimientos de los niños, nuestra opinión es mantener una extremada y restrictiva conciencia crítica. Ante la duda, abstenerse. Y consultar al pediatra.
X. Allué (Editor)
(En la foto: etiqueta del Vino Mariani, un vino tratado con coca que utilizaba el papa León XIII…Fantástico para la gripe!!)