Teresa Icaza. La irradiación tropical de sus paisajes.

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Teresa Icaza, Panamá (1940-2010). Cursó estudios primarios y secundarios en las hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Cuando tenía doce años tomó clase de pintura en un taller de verano.

En la década del setenta ganó premios y entre ellos una bolsa de viaje por medio del Institute of International Education que le permitió visitar talleres, museos y universidades de Estados Unidos. A su regreso recibió algunas lecciones con el pintor y escultor Mario Francisco Calvit, al no tener estudios académicos se la considera autodidacta. Fue directora de la Galería Habitante y luego fue asistente en la Dirección del Museo de Arte Contemporáneo.

En sus primeras obras se conectó con la abstracción cómo tema principal, paisajes neutros donde en la composición central se destacan las formas geométricas. Utiliza tonos cálidos, en marrones y naranjas sobre un fondo tenue para resaltar el tema principal como en Percepciones. (1990) Semejaban objetos perdidos que fluctúan en el espacio.

A partir de 1991 se vuelca hacia un colorido brillante y expansivo, incorporando la técnica del collage, dando una imagen de paisaje que oscila entre lo figurativo y la abstracción, que ella denominó bosques fantásticos. Con una paleta que exalta los colores puros, paleta relacionada con el fauvismo en una composición abigarrada de árboles cuyos troncos rojos, azules o negros se intercalan con ramas amarillas confundidas con el verde del follaje. Este collage esta elaborado con papel de seda, cola y pintura al óleo de capas texturizadas y con transparencia. Afirma la artista " Y al igual que al contemplar las nubes muchos encuentran figuras, descubrí que en mis abstracciones podía detectar elementos que sugerían una naturaleza boscosa." Sus paisajes nos introducen en un mundo imaginario de colorido vibrante en el que podremos reconstruir nuestros sueños.

Dice la crítica panameña Mónica Kupfer "Los cuadros de Teresa Icaza logran captar la esencia de la naturaleza con sus brillantes matices, en especial los vívidos verdes, amarillos, azules y anaranjados del trópico. El color revela lo invisible de un cuadro, aquello que no resulta de veras evidente: la emoción, el sentir del artista, o acaso el insondable misterio o el poderío de las fuerzas elementales de la naturaleza".

En rosa y ámbar (2003) han resurgido sus escenas abstractas sintetizando los bosques en una composición equilibrada de colores y formas geométricas, donde un azul intenso contraste con el ámbar y el rosa, la suavidad del collage entrecruzado da sentido de movimiento a la composición.

La policromía de colores que usa Teresa Icaza nos introduce en un paisaje de ensueño, donde se percibe la tierra tropical de su Panamá natal destacado por la textura y sutileza del collage, que con las pinceladas brillantes y vigorosas presenta la obra con una transparencia y belleza serena.

Teresa Icaza, una "hechicera del color", como la llamó Pedro Luis Prados, nos envuelve con su hechizo en una naturaleza fantástica y nos invita a vivir y reconstruir sus paisajes tropicales con nuestras propias vivencias.