Curiosamente, uno de los mitos griegos que mas me ha fascinado, era el del bueno de Tántalo, y creo que nunca había hablado de él en el blog , aunque da para varías entradas. Hoy me centraré en su suplicio, una de las torturas mas crueles que he conocido y a la vez sumamente cotidiana y real. Tántalo fue castigado por sus fechorías – algunas auténticas trastadas no exentas de humor- a estar metido hasta el cuello en un lago, con dulces frutas sobre él, y agua dulce bajo su barbilla, pero sin poder comerlas ni beberla, ya que nunca podía alcanzar su objetivo.
Puede que el mayor tormento sea desear esos frutos, tenerlos casi al alcance de la mano, frescos y jugosos, desear estrujarlos, beberlos, mordisquearlos y saciar esa particular sed, y no poder hacerlo al no placer esto a los dioses . Cada día nos levantamos con esas ansias, ocultas a ojos ajenos, pero no en nuestra caprichosa mente, que no deja de alimentar el deseo y el fuego que emana de la carne.
Todos llevamos un poco de Tántalo dentro, y todos vemos muy cerca nuestro, ese árbol cargado de frutas, ese posible que se vuelve imposible, y que , a veces , roza la realidad , portadora de suaves y diestras manos.
Sin duda el vino es uno de esos caminos que alimentan el deseo de nuestra mente, al liberar la culpa de su función controladora, acercándonos a nuestro lado mas salvaje e indomito. Puede que este vino fuese también un inicio del viaje, o una falta más a castigar por los dioses .
Terra Tangra Organic 2015 es un vino elaborado por Terra Tangra Winery , desde Harmanli, Bulgaria , y pertenece a la PGI Thracian Valley. Es una bodega relativamente joven, fundada en 1999, y que cuenta con más de 400 hectareas de viñedo, de donde salen sus uvas para sus vinos blancos y tintos, con variedades que van desde la Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, a las blancas Chardonnay, Sauvignon Blanc, Traminer, Semillon, entre otras, siempre de forma orgánica (*). El vino que hoy os traigo está elaborado con un coupage de Cabernet Sauvignon, Merlot y Mavrud , vendimiadas a mano y vinificadas con medios tradicionales, con un paso por barrica francesa, aunque no tengo el dato de esa crianza.
Presenta un color rojo picota de capa alta,ribete granate con camino ya a atejarse, lagrima densa y persistente para sus 14 grados de alcohol. Amable nariz, fruta roja muy madura, notas especiadas de su paso por barrica, franco con su edad, notas balsámicas y de monte. Entrada suave en boca, acidez muy ajustada, no demasiado amplio pero si muy persistente, siendo esta quizás su mayor virtud; se nota la madera pero no resulta invasiva, con un regusto final marcado por las vainillas de la madera francesa.
Mi primer vino de Bulgaria y he de decir que me ha gustado, estando aún mejor al segundo día de abierto. En definitiva, un buen descubrimiento, lejano de esos brebajes imposibles tan habituales en el mundo del vino orgánico o natural.
R.
Nota (*) sacada del Blog Terroaristas, de Fernando Mayoral, que explica mejor que yo qué és un vino orgánico.