En mi lista de cosas por las que estoy agradecida (apenas quedan unos días para Acción de Gracias), añado los tesoros de la naturaleza que nos encontramos cuando salimos a pasear con Roky. O cuando decidimos hacer una escapada a algún pueblo cercano y descubrimos un antiguo nido de abejas en el que queda una preciosa estructura de cera con agujeritos perfectamente hexagonales.
También agradecida por la cantidad de frascos de mermelada casera que hemos hecho gracias a una preciosa higuera que nos guarda sus mejores frutos cada ciertas semanas, y sus hojas para hacer detalles otoñales que nos alegren el ambiente en casa.
Y también unas desconocidas bayas rojas que hoy hemos descubierto y que, quedan estupendas sobre el mueble del salón.
Agradecida porque hay mucha vida y muchos tesoros más cerca de lo que habría pensado. Y porque en esos ratos, al pisar la tierra de los campos recién labrados y respirar el aire puro me hace sentir más viva.