Mangado con su estilo directo y claro hizo una introducción,a mi entender muy acertada,de hacia adonde se dirige la profesión de arquitecto. Reflexionó sobre la pérdida de la “disciplina arquitectónica” y la deriva de ésta hacia la adopción de valores puramente gestuales de lo que él llama “caligrafía arquitectónica”.
Para que el arquitecto no se convierta aún más en “un mal necesario”,Mangado insistió en el uso de lo que él llama “inteligencia arquitectónica”,en ofrecer más por menos o como decía Alejandro de la Sota en dar “liebre por gato” sin olvidar nunca el carácter social de la arquitectura. Si los arquitectos no damos un plus a lo que el cliente nos demanda bajo el auspicio de la disciplina,el rigor, y el sentido común,nos convertiremos en simples ejecutores de “caligrafías arquitectónicas” sin sentido.Recalcó el peligro de la intuición,si ésta no está “ilustrada , es inteligente y sensible.”
Otra vía a desarrollar por nuestra profesión es la de la relación con la industria,proponiendo Mangado establecer relaciones fluidas y bidireccionales para el aprovechamiento mutuo.
Estas y otras ideas es lo que intenta canalizar a través de su Fundación Arquitectura y Sociedad de reciente creación,con objeto de “educar” a la sociedad en la disciplina arquitectónica.
Posteriormente Mangado mostró sus últimas obras como el Campo de Fútbol de la Balastera,el Centro de Nuevas Tecnologías de Santiago de Compostela,el edificio de Oficinas para Gamesa Eólica,el Centro de Congresos de Avila o el Museo Arqueológico de Vitoria.