The Brute Man (1946)

Por Rawpower

The Brute Man (1946) es una película sencilla y sin pretensiones, producida por la Universal, inmersa, por esos años, en dar continuidad a su ya clásica visión sobre el terror y la fantasía, eso sí con productos más baratos y explotadores de su propia mitología. Dirigida por Jean Yarbrough, realizador con un amplia trayectoria profesional tanto en el cine como, especialmente en sus último años, en la televisión, y que no pasaba de ser un constructor eficiente pero poco personal, que entregaba productos muy a menudo lineales y rutinarios que sin embargo funcionaban bastante bien en taquilla; de toda su trayectoria podemos destacar, por su componente más de género, películas como El murciélago diabólico (The Bat, 1940), King of the Zombies (1941), House of Horrors (1946), She-Wolf of London (1946) o la que hoy nos ocupa. El argumento del film es bastante simple: Hal Moffet resulta desfigurado en un experimento científico. Tras recuperarse de su accidente y horriblemente desfigurado, decide vengarse de los que él considera culpables de su actual estado. Después de un par de asesinatos y teniendo totalmente en jaque a la policía, Moffet, apodado ahora 'rompehuesos', se esconde en el apartamento de una chica ciega y desarrolla una extraña amistad. The Brute Man, es un film que abraza directamente el cine policíaco, incorporando en la trama algunos detalles de terror, especialmente el personaje central y el uso de la iluminación, y como era habitual por esos años utilizando pequeñas situaciones de comedia (en especial los policías que llevan el caso) para rebajar el tono mórbido o terrorífico que pudiera destilarse de la historia. La película puede considerarse una continuación bastarda de House of Horrors (mismo director y mismo protagonista) que a su vez recupera o se deriva del film Sherlock Holmes y la perla de la muerte (The Pearl of Death, 1944) dirigida por Roy William Neill, no en vano los tres films se acogen a un villano denominado 'The Creeper', y a pesar de que en cada película muere, éste se las arregla (obra y arte de los imaginativos guionistas de época) para aparecer en las siguientes.  Esta singularidad argumental viene propiciada por el actor que daba vida al monstruo: Rondo Hatton; actor bautizado en 1894 como David Elkins, tuvo una infancia normal y destacó como estudiante y atleta. La Primera Guerra Mundial lo sorprendió combatiendo en Francia, donde, como muchos otros, sufrió en sus carnes los ataques alemanes con gas mostaza; debido a varias heridas y después de una larga estancia en hospitales, fue licenciado con honores y volvió a su país comenzando a trabajar como redactor de deportes, contrayendo matrimonio poco después. Todo iba sobre ruedas hasta que desarrolló una enfermedad degenerativa denominada acromegalia, enfermedad que provoca un crecimiento paulatino y constante de las manos, los pies, la nariz, los labios y la mandíbula. Hatton siguió trabajando como reportero pero su metamorfosis física pronto llamó la atención de los caza talentos de Hollywood. A partir de ese momento (mediados de los '30) su presencia en películas fue constante en diferentes géneros, siempre encarnando a personajes grotescos y deformados; su incursión en el cine de terror vino de la mano de la Universal, que vio en él y en su deformidad un filón para acrecentar su galería de monstruos en el celuloide, su primera incursión en el género vino en la mencionada Sherlock Holmes y las perlas de la muerte, le siguieron papeles en Jungle Captive (1945), The Spider Woman Strikes Back (1946) y en House of Horrors (1946). Su última aparición fue en la película que hoy nos ocupa, ya que poco después de finalizar el rodaje Hatton fallecía de un ataque al corazón. Volviendo a The Brute Man es obvio mencionar que la propuesta es simple, pero este film contaba con la participación de Rondo Hatton y eso amigos/as, confería al producto un aire más desgarrador e intenso, salvando en muchas secuencias el interés del film gracias a su inquietante presencia física. Conviene destacar las claras influencias del Frankenstein de Whale y una muy lograda fotografía a cargo de Maury Gertsman (The Creature Walks Among Us, 1956). Como última curiosidad es necesario comentar que la distribución del film no corrió a cargo de la Universal, ya fuera por el súbito fallecimiento de Hatton o porque de repente les entraron las angustias de su explotación sin rubor del físico del actor, decidieron ceder los derechos de la misma a la Producers' Releasing Corporation. La leyenda de Hatton va ligada a sus películas y sus rasgos ya son parte del panteón de los iconos del cine de terror; The Brute Man es un largometraje donde Hatton adquiría un rol protagonista y es de recibo decir que el film no sería lo que es si él no hubiera estado implicado en el proyecto. Con una corta duración (58 minutos), con algunos planos muy acertados, con la presencia de Hatton y teniendo en cuenta su carácter de película secundaria (o B que dirían muchos), The Brute Man es perfectamente recomendable para todos los aficionados al cine de terror, pero en especial a aquellos que gustan de no quedarse varados en las películas más conocidas de este género. Saludos amigos/as de El Terror Tiene Forma.