"Del latín sacrificĭum, un sacrificio humano es la ofrenda de un ser humano a una deidad en señal de homenaje o expiación. En sentido amplio, es toda muerte ritual de una o muchas personas a manos de un tercero o de una institución."
Aunque es la segunda película que vemos del cineasta griego Yorgos Lanthimos, podemos entender que éste ha logrado crear su propio universo, uno donde la alienación, el absurdo, el automatismo (actoral) y la extrañeza (ambiental) son los fundamentos para una obra de un "singular naturalismo" que denuncia cripticamente a las sociedades actuales, la familia, el deseo y las mismas actitudes del hombre contemporáneo, porque Lanthimos más que original en sus planteamientos, lo es, en la forma que construye la narración, los ambientes de la misma, y en el desarrollo de los personajes como sus mismas causas, que cercanas al teatro del absurdo, lo abrupto y contradictorio es lo natural, como lo observamos en su último largometraje The Killing of a Sacred Deer, paradoja sobre el bien común, el amor paternal y sus sacrificios; porque finalmente, además del absurdo/sobrenatural/enfermedad que se va apoderando de la pantalla, esta es una obra que parte de la premisa a cuál de mis hijos quiero más y una especie de sacrificio bíblico. Lanthimos que parece partir de lo más básico para crear sus largometrajes, es en ese transito de la creación, donde mezcla sus obsesiones, conjeturas y representaciones disfrazadas de humor negro, autómatas actuaciones y un delicado, cruel y sinsentido acercamiento a la humanidad. Este director teatral y cineasta, graduado de la Escuela de Cine de Atenas, no sólo está considerado como uno de los más importantes, de la llamada Nueva Ola Griega sino el que mejor se ha acomodado a los "estándares internacionales" -festivales y público-, sin perder su estilo y forma.
Con guión de Lanthimos y Efthymis Filippou, colaborador habitual del director griego, y un reconocido novelista y periodista; que han encontrado en la alienación, el absurdo y cierta oscura ironía frente al comportamiento humano puntos de referencia para crear sus historias donde el hombre del común se ve envuelto en los más oscuros conflictos, venidos de su necesidad de seguridad, apoyo o de sus más comunes hábitos, que a medida que transcurre la obra, se van haciendo más obsesivos, decadentes y de un universo propio, donde lo sobrenatural, el absurdo o la demencia parecen hacer parte normal de éste.
La película inicia con un falso conflicto o por lo menos, se intuye una doble lectura en la amistad entre un eminente cirujano Steven (Collin Farrell) y Martin (Barry Kheogan), un adolescente huérfano de padre, que se va inmiscuyendo en la vida del cirujano, su familia, creencias y tranquilidad. La familia del hombre, compuesta por su esposa, una exitosa oftalmóloga (Nicole Kidman) y dos niños, se va perturbando por una misteriosa enfermedad que los acecha, como si de una maldición se tratara, detrás de todo ésto parece estar la figura de Martin, o lo que es aún peor, un oscuro secreto que Steven y el adolescente tienen en común; pero la enfermedad como la plaga bíblica, sólo será calmada con el sacrificio de uno de los familiares de Steven. El giro de la narración entre siniestro y absurdo, como en las anteriores obras de Lanthimos, será un tour de force entre la lógica (se rompe el aparente naturalismo del trabajo), lo impasible (de los personajes) y el decadente planteamiento, donde el hombre debe sacrificar por sus errores, como si de un apocalipsis personal se tratara.