The Rolling Stones – Beast of Burden :: sábados musicales y el beso

Publicado el 18 octubre 2014 por Urko

El miércoles pasado, casi por casualidad, llegó a mis manos el tema de los Rolling Stones “Beast of Burden”. Entonces una terrible sensación de desamparo me besó en la boca. Confusión y miedo se unieron a la fiesta y cuando me di cuenta que la noche sería larga, decidí transformar esa angustia en un razonamiento lógico y tratar de entender qué hice yo para merecerlo. Los autores del disparo fueron los Rolling, pero ¿dónde me había pegado?. Y por qué una inocente canción de reivindicación personal me había besado con tanta mala leche.

Después de una gran taza de café, dos capítulos de Californication, un largo paseo por el barrio a caballito del nuevo street view y con el inmortal “Polaco” de fondo, llegué a la conclusión que el futuro ya es. Todo lo que está por venir ya está ahí adelante, o bien a nuestro lado, pero no tenemos los huevos de levantar la mano y tocarlo. Al menos yo. En cierta forma creo que no es cobardía, un halo de inconsciente sabiduría y conveniencia inunda ese temor. “Pibe, quedate ahí”; me pareció escucharle decir al “Polaco”, al final de la calle Falucho, justo antes de chocar con las vías. Creo que ese consejo y esa imagen fue porque me quedé un poco dormido con los auriculares puestos.

Unas horas más tarde, un poco más despierto, con personas de carne y hueso a mi alrededor que emiten frases un poco más lógicas, empecé a verle la cara a aquel beso. Es la cara de la constante despedida, la de aquellos que se fueron y de los que están pero ya no. En las últimas semanas despedimos a varios músicos y todos se fueron con un gran cargamento de recuerdos propios y ajenos.

Hoy la música vive un confuso y glorioso momento de la mano de la tecnología, que contrarresta con una franca decadencia artisticamente hablando. Ya no hay mística, glamour ni jets privados repletos de groupies, nos quedan un puñado de músicos de los que todavía podemos disfrutar de su presente y de su pasado glorioso, pero todo termina al fin, todo acaba.
Por suerte todavía guardo un TDK D60. Nunca se sabe, quizá algo sea eterno.

Buen fin de semana.