Thomas Szasz: Darle a un niño una droga psiquiátrica es envenenarlo, no es un tratamiento.

Por Amormaternal

Hoy queremos reflexionar con ustedes acerca de los diagnósticos de trastornos psiquiátricos, cada vez más frecuentes, variados y desde más temprana edad que se suscitan en la infancia. Como comentaba Sir Ken Robinson en uno de sus excelentes vídeos, una chica que cuando niña fue llamada a la oficina del director de su escuela a reunirse con su madre, para conversar acerca de su comportamiento inadecuado, fue dejada a solas en la oficina del director por un momento, mientras él conversaba con la madre fuera de la misma. Dejó un reproductor con la música encendida, y notó al entrar cómo la niña se movía bailando al ritmo de la música. Cuenta Sir Ken, que si trasladáramos esta situación a la actualidad, con toda seguridad esta niño hubiera sido catalogada como mínimo de hiperactiva y muy probablemente medicada. Afortunadamente no lo fue, y se ha convertido hoy en día en la directora de uno de los más importantes ballets del Reino Unido.
En esta misma línea, se expresa el Dr. Thomas Szasz, psiquiatra, profesor y cofundador de CCHR, la Comisión Ciudadana a favor de los Derechos Humanos. He transcrito para ustedes el mensaje del siguiente video:
Cuando las autoridades de una escuela, como por ejemplo su director, comenta a una madre que su hijo padece de una enfermedad psiquiátrica, por la cual requiere drogas, ¿cómo narices va a saber esta madre que esa es una simple mentira? ¿Cómo va a reconocer ella que lo que los expertos de ahora denominan Trastorno por Déficit de Atención, simplemente no es una enfermedad.
Ahora bien, esta madre no es una experta en historia de la psiquiatría, por lo que ella no puede saber que los psiquiatras, durante siglos han usado términos diagnósticos, o mal llamados términos diagnósticos para estigmatizar y controlar a las personas.
Voy a darles unos pocos ejemplos diagnósticos: cuando los esclavos negros del Sur huyeron en busca de su libertad, no es que quisieran realmente ser libres [léase con sarcasmo], sino que padecían de una enfermedad denominada Drapetomanía, denominación que se origina de manía y drapetes, que significa "esclavo que ha huido". Yo no estoy inventando esto, éste era un diagnóstico legítimo, tal y como lo es el Trastorno por Déficit de Atención. Si las mujeres, que representan la mitad de la raza humana, tuvieran la osadía para rebelarse contra la dominación del hombre, eran diagnosticadas de padecer una seria enfermedad: la histeria, que era atribuida a un "útero errante".
Ahora bien, ninguno de esos comportamientos ha sido jamás, una  enfermedad, y por supuesto que [ahora tampoco] lo es, así como tampoco el Trastorno por Déficit de Atención es una enfermedad. Ningún comportamiento, sea positivo o negativo puede ser una enfermedad, eso no es el concepto de enfermedad. Por ende, no importa cómo se comporta un niño, ¡no hay nada que examinar! En caso de que estuviera enfermo, entonces debe existir algún factor científico objetivo que lo pruebe que pueda ser diagnosticado por un médico con alguna prueba. Por eso cuando vas al médico, te extraen mucha sangre para hacer un examen, o te sacan radiografías.
Cuando yo estudié medicina, hace 60 años, existía tan solo un puñado de enfermedades psiquiátricas, tal vez 6 o 7. ¡Ahora hay más de 300! Todos los días se "descubren" nuevos cada día. El hecho de etiquetar a un niño como mentalmente enfermo es estigmatizarlo, no un diagnístico. Darle a un niño una droga psiquiátrica es envenenarlo, no es un tratamiento.
Por largo tiempo he mantenido que los psiquiatras infantiles son uno de los más peligrosos enemigos no sólo de los niños, pero también de los adultos a quienes nos importan las dos cosas más preciosas y vulnerables de la vida, y esas dos cosas son los niños y la libertad.
Ahora les pregunto nuevamente ¿cómo pueden los padres proteger a sus hijos del estado terapéutico? Es decir de la alianza del gobierno con la psiquiatría. Básicamente creo que al final de cuentas esto sólo puede lograrse al "desabusar" de si mismos, deshaciéndose de la idea de que lo que ayuda a un niño descontento y mal portado - y hay de hecho muchos niños así, en realidad todos los niños en algún momento encajan en esa descripción -  que este niño está padeciendo de una enfermedad mental y que este supuesto tratamiento puede ayudarle. Esto simplemente no es así.
Las enfermedades se definen como disfunciones del cuerpo humano: del corazón, del hígado, del riñón, del cerebro, etc. La fiebre Tifoidea, por ejemplo, es una enfermedad, todos lo saben y nadie lo cuestiona; por otro lado, la Astenia Primaveral, no lo es, ¡sólo nos basta con comprender el castellano! La astenia primaveral no es una enfermedad, todos sabemos que es un término en sentido figurado, una metáfora, un poco de poesía.
Tal cual ocurre con todas las enfermedades mentales, la enfermedad mental es una metáfora también. La tarea que nos hemos propuesto, de luchar contra la coerción psiquiátrica es importante. Es una tarea noble, una labor en la cual debemos perseverar a pesar de los obstáculos. Nuestra consciencia nos exige como mínimo luchar por ello.


Para finalizar, otro video, realizado también por CCHR, nos habla directamente de etiquetar a los niños. Aunque no esté en castellano, las imágenes, las caras y la música hablan por sí solas…

¿Y ustedes qué opinan? ¿Consideran los trastornos mentales como enfermedad? ¿Qué habría sido de la niña de la cual habló Sir Ken si la hubieran medicado desde temprana edad para que "esté tranquilita en clases"?
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