Se nos está yendo la vida en querer producir dinero de manera desmedida, en estar conectados a las nuevas tecnologías que han ido surgiendo, y todo esto nos está restando el tiempo de calidad que podemos dedicarle a nuestra familia, nuestra pareja, nuestros amigos, así como también para cultivar nuestra vida espiritual.Debemos ser conscientes de que si nos organizamos, podemos dedicarle tiempo a cada una de nuestras responsabilidades, obviamente procurando abarcar solo hasta donde podamos. Esto conlleva revisar nuestras prioridades y nuestra escala de valores, para determinar lo que realmente es importante para nosotros, y de esta forma ir dándole el orden que merece cada una de las actividades que realizamos.
También requiere un alto nivel de compromiso, de manera que cuando asumamos la responsabilidad de una tarea o actividad, no pretendamos escaparnos de ella con excusas baratas, ya que esto también afecta el tiempo de los demás y deja mucho que desear de nosotros.Hagamos un análisis profundo en nuestro interior, así como de todas nuestras actividades y nos daremos cuenta de que tenemos más tiempo del que pensábamos, solo que no lo estábamos administrando adecuadamente.
Procuremos cada día sacar ese espacio para la gente que amamos, así como para desarrollar actividades que nos hagan crecer como seres humanos, y dejemos a un lado las cosas menos importantes, así luego no nos lamentaremos en el mañana de lo que debimos haber hecho y no hicimos.