Despedimos a profesora, fisioterapia, PT, orientadora y logopeda que prestaron sus servicios el curso pasado. Personal interino que van rodando como peonzas con el perjuicio que ello supone para los niños.
Y a la vez, damos la bienvenida a los mismos profesionales pero con distinto nombre y rostro. Parece que en esta ocasión muchos de ellos tienen plaza fija y por tanto mantendremos una relación mas larga y consolidada. Beneficio añadido para los alumnos.
Hace unos días tuvimos la primera reunión con Almudena, orientadora y Gemma, profesora. Como no podía ser de otra forma y como viene ya siendo habitual en mi, pasados unos minutos las lagrimas hicieron acto de presencia. Ya habían sido previamente advertidas que era sentarme y ponerme a llorar, pero aun así me miraban con estupor. Las explique, como hago siempre la primera vez, que esa emoción latente, es por el tremendo orgullo y admiración que me causa nuestra chica con síndrome de down. Me llega al alma.
¿Como se sentirá Teresa cuando quiera explicar a sus amigos, que ayer hizo ella sola la masa para una pizza y sus compañeros solo perciban sonidos incomprensibles, sin entender nada?. Todo esto lo preguntaba entre lagrimas. Con una congoja que ya empieza a ser preocupante. Solo el pensar que sus dificultades de comunicación oral puedan hacer que su autoestima se sienta atacada, que su día a día sea mucho mas complicado, me causa un dolor inexplicable.
Decir que tanto Gema como Almudena me tranquilizaron respecto a la situación de la peque. Estoy segura que en su interior pensarían: esta madre es muy tonta. Y lo mas seguro es que tienen razón. Que todo es mucho mas fácil de lo que imagino. Teresa tiene a su favor su maravillosa forma de ser. Valiente, decidida, segura de si misma, terca, trabajadora con unas ganas tremendas de avanzar. Unos compañeros que la respetan y unos educadores con ganas de trabajar.
Cuando algún miembro de esta familia siente dolor o se queja de alguna molestia., la protagonista de este diario acude rauda y veloz a sanarla haciendo el gesto de ponerte una tirita imaginaria. mientras te besa y acaricia. Incluso las hermanas fingen hacerse daño para que Teresa las coloque estas "tiritas mágicas", que es como las llama Mercedes.
Creo que a mi como mamá me vendría muy bien pegarme alguna de estas tiritas en el alma y en el corazón.