- (Photo credit: Guesus)
Siempre he creído que nuestra vida es más una suerte de obra que un plan llevado a rajatabla: para algunos una novela, un drama, una comedia, una ópera; para otros un tapiz o un lienzo… Pero siempre una obra. Y siempre he sido muy tajante respecto al hecho de que esa obra personal expresara la realidad del que la está creando.
Como ya anticipaba en mi ficha (Sobre el Autor) en este mismo blog; me gusta escuchar las historias de los demás… Mientras sean historias reales. Y muchos dirán… ¿Por qué esa obsesión con lo real? Me explico: es más relativo al significado y la conexión profunda con la vida y el mundo interior del que las cuenta… Que al hecho de que sean una ficción.
Algunas ficciones son creaciones que nacen del trasfondo vital del autor. Su imaginación, su creatividad, sus vivencias, su forma de transmitir sensaciones y emociones, su forma de expresar sus pensamientos y percepciones sobre la realidad inmediata… Pero al fin y al cabo, de lo suyo. No de algo externo.
No podemos depender de las ficciones, por más atractivas o reconfortantes que pretendan ser, para llevar una vida auténtica y feliz. Y menos aún podemos depender de estas ficciones, cuanto más ajenas a nosotros sean.
Por esto… Me paso la vida animando a quienes hablan conmigo a contar(me) su historia personal: sin adornos, y también sin tapujos. Prefiero poder saber y sentir cómo son, y cómo entienden que es la vida que llevan. Prefiero notar su presencia en lo que me cuentan, que su ausencia en el vacío de una historia hecha por agradarme. Prefiero ser consciente de lo que les mueve, de sus deseos y esencia…
Y poder decidir cómo me siento yo al respecto, y si continuamos compartiendo vida.
Es una idea que ha terminado de madurar en especial por acontecimientos recientes. Aunque parece de esas ideas de maduración eterna, por lo cual, supongo que el año que viene habré elaborado todavía más este concepto.
Por expandiros un poco más la idea… Esta es la diferencia fundamental:
Yo defiendo que se trata sencillamente de Ser Uno Mismo.
- Amarse a uno mismo (Photo credit: Anikaviro)
Muchas personas te saltan al cuello cuando dices algo así, generalmente para señalarte amablemente que “no basta con ser tú mismo; en especial si eres un fracasado o frustrado, reactivo, poco atractivo…”, y una larga lista más de autoatentados contra el amor propio y la individualidad.
De hecho, muchos te darán una idea de desarrollo personal basada en “ser un mejor yo mismo”. Y cuando les preguntas algo así como… ¿Mejor para qué cosas, según qué criterio, y de cara a quién? Nada dicen sobre conocer tu mundo interior y mejorar en tus rasgos propios; antes bien, te incitan a vivir tratando de asimilar comportamientos que se asume de antemano que son “de persona atractiva, exitosa y líder“. Vaya toalla, amigo…
Hay demasiada gente preocupada por destacar, y lo que realmente importa es vivir satisfecho con uno mismo; no dependiendo de que lo que hagas en la vida “te destaque” o “te encumbre”. Todo lo demás es ambición mal encauzada.
A mí personalmente, es que no me interesa ninguna forma de atractivo que no venga de vivir la vida con sencillez y autenticidad; haciendo las cosas que de verdad significan algo para ti, y conectando a través de ese significado con los demás… No haciendo las cosas que se supone que te dan un “estatus de persona atractiva y líder”. Curiosamente, así es como los que son considerados grandes genios de nuestra sociedad, han llegado a donde están.
Contando su historia, efectivamente… Pero no todo el mundo lo hace.
Y por ello, siempre animo encarecidamente a descubrir y probar maneras (cuanto más auténticas, íntimas y resonantes de cara a nosotros mismos; mejor) de contar nuestra historia. Ya propuse aquí una: el Futurebuilding. Conócela mejor, pregúntame todo lo que quieras al respecto; y participa si lo deseas.
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Kheldar