Los callos aparecen con frecuencia en nuestros pies, unos abultamientos que impiden que podamos caminar adecuadamente y que pueden llegar a provocar mucho dolor.
Ingredientes
Una rodaja de tomate
Una gasa
Pasos a seguir
1- Coloca la rodaja de tomate sobre la zona afectada y cúbrela con una gasa para sujetarla.
2- Deja que el tomate repose durante toda la noche para que resulte cien por cien efectivo.
3- Al día siguiente, la inflamación habrá disminuido muchísimo.
4- Repite este proceso todas las noches hasta que los callos de los pies hayan desaparecido por completo.